El presidente francés, Nicolas Sarkozy, está convencido de que su estrategia económica sacará a Francia de la crisis. Aunque su primer presupuesto prevé la supresión de 22.900 funcionarios y una contención del gasto, estas medidas apenas sirven para compensar las rebajas de impuestos que favorecen a los más ricos. En consecuencia, el déficit público se estabiliza o baja solo ligeramente, en contra de lo que reclama la Unión Europea (UE).

El presupuesto del 2008 prevé un gasto de 271.800 millones de euros y un déficit de 41.700 millones (2,3% del PIB), frente a los 41.996 millones previstos para el 2007 (2,4%). La deuda se pretende reducir al 64% del PIB (64,2% en el 2007), la inflación se fija en el 1,6%, y el crecimiento, en el 2,25%. La UE ha rebajado la previsión de crecimiento de Francia en el 2007 del 2,4% al 1,9%.

Una de las medidas más llamativas es la reducción del número de funcionarios en 22.900 (Francia tiene más de cinco millones) mediante la no reposición de uno de cada tres jubilados. Pero los ahorros apenas compensan lo que la oposición llama "regalos fiscales" para los ricos, que el presupuesto evalúa en 8.900 millones (otros cálculos los elevan a 15.000 millones).

DISCREPANCIAS DESMENTIDAS Sarkozy presentó el presupuesto al Consejo de Ministros con el objetivo de "revalorizar las fuerzas del trabajo para crear riqueza y actividad", una idea que expresó también el martes en la sede de la ONU, en Nueva York. "La política económica de Francia es la de liberar las fuerzas del trabajo y de la innovación", dijo. "Con esto habrá más crecimiento, más empleo, más ingresos y menos déficits". Ante las informaciones sobre la existencia de discrepancias con el primer ministro, François Fillon, y la titular de Economía, Christine Lagarde, negó que haya en Francia otra política distinta a la suya.

La UE, la oposición y los medios económicos dudan de que esta política optimista sea suficiente para crecer más. El Partido Socialista (PS) asegura que hay un "presupuesto oculto" tras el presentado ayer, que se aplicaría después de las elecciones municipales de marzo del 2008 y que consistiría en un auténtico "plan de austeridad", con nuevos impuestos y tasas. "Es la primera vez que un Gobierno no presenta como prioridad la reducción del déficit", denunció el primer secretario del PS, François Hollande, cuando otros países, entre los que citó a España y Holanda, tienen superávit. Sarkozy niega que se oculte un plan de austeridad, pero Lagarde evocó semanas atrás un "plan de rigor", con gran disgusto del Elíseo.

AVISO DE BRUSELAS La apuesta expansiva de Sarkozy, en tiempos de turbulencias financieras, preocupa a la Unión Europea, que mira con lupa las cuentas públicas francesas desde que, nada más llegar al poder, el nuevo presidente francés retrasó dos años, del 2010 al 2012, el compromiso adquirido por el anterior Gobierno de Dominique de Villepin de volver al equilibrio presupuestario.

Los servicios del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, están preparando, según Le Monde, el envío de una "recomendación política" a Francia. Este instrumento, que nunca ha sido utilizado, tiene el objetivo, según el pacto de estabilidad revisado en el 2005, de "animar a los estados a cumplir su trayectoria de ajuste". Francia no cumple porque no prevé reducir el déficit en el 2008 en un 0,5% del PIB.