Nicolas Sarkozy representa a la derecha sin complejos. Desde que a mediados de marzo propuso la creación de un Ministerio de la Inmigración y la Identidad Nacional para arrebatar votos al Frente Nacional, sus propuestas y sus ideas están cada vez más a la derecha. El último ejemplo son sus declaraciones al filósofo Michel Onfray en la revista Philoshopie Magazine. "Me inclinaría a pensar que se nace pedófilo", dice Sarkozy, y añade: "Hay 1.200 o 1.300 jóvenes que se suicidan en Francia cada año no porque sus padres no se hayan ocupado de ellos, sino porque, genéticamente, tenían una fragilidad, dolor previo".

Este determinismo genético, más propio del pensamiento neoconservador anglosajón que de la visión del hombre fruto de la influencia del medio, ha levantado polémica. El que ha respondido con más ardor ha sido François Bayrou, católico practicante para quien estas ideas son de "una extrema gravedad", porque "esto querría decir que el destino está decidido de antemano y no hay lugar para el trabajo de prevención".

Tras considerar que esas ideas son "una ruptura con el humanismo", Bayrou recordó que Sarkozy quiso el año pasado incluir en una ley sobre la prevención de la delincuencia exámenes genéticos para descubrir problemas de comportamiento. El arzobispo de París también ha condenado las opiniones de Sarkozy.