Alemania y Estados Unidos escenificaron ayer el reencuentro, tras meses de distanciamiento por la guerra de Irak, en la primer visita de un alto cargo de la Administración de George Bush a Berlín desde el conflicto armado. El canciller alemán, Gerhard Schröder, ofreció ayer a Washington la cooperación de su país para aprobar en la ONU la resolución destinada a levantar las sanciones contra Irak, que permite a EEUU extraer y exportar el petróleo iraquí.

"En vista de los acontecimientos, las sanciones han dejado de tener sentido", declaró Schröder, tras reunirse en Berlín con el jefe de la diplomacia norteamericana Colin Powell. Dispuesto a recomponer sus relaciones con EEUU, Alemania se distancia así de Francia y Rusia, con los que integraba el campo de la paz, y que condicionan el fin de las sanciones al regreso de los inspectores de desarme de la ONU y a la adjudicación de un papel central de la organización en la posguerra.

REUNION EN EL AIRE

La visita de Powell, que recibió un trato de jefe de Estado, fue utilizada por Berlín para establecer un puente de oro con Washington, a pesar de la frialdad deparada por el diplomático norteamericano al canciller. Según Powell, aún se desconoce cuándo se reunirán el presidente de EEUU, George Bush, y Schröder, e incluso no está claro, "por falta de tiempo", si ambos líderes mantendrán algún encuentro a solas cuando coincidan en las cumbres mundiales de Rusia y Francia.

Con esta incógnita, Washington dejó claro que todavía no ha perdonado a Berlín por su oposición a la guerra. Por delante de Schröder pasó el halcón cristianodemócrata Roland Koch, jefe del estado federado de Hesse, que fue recibido por Bush el pasado jueves en la Casa Blanca. Koch, considerado el delfín de Helmut Kohl y con quien compartió escándalos financieros, fue uno de los más ardientes partidarios de la guerra.

Schröder se tragó el sapo y dijo que, además de respaldar a EEUU en la ONU, su Gobierno estudiará una ampliación de la misión de paz en Afganistán. Esto significa que las tropas alemanas deben operar más allá de los límites de Kabul, algo que Berlín rechazaba por la inseguridad en la zona y por las dificultades para lograr la aprobación parlamentaria. Powell también se reunió con su homólogo alemán y "amigo", Joschka Fischer.