Justo cuando la cancillera Angela Merkel presidía en Berlín los funerales de tres policías muertos en un atentado en Afganistán, un comando extremista secuestraba ayer a una cooperante alemana a plena luz del día en el centro de Kabul. La mujer, de 31 años, trabaja para la oenegé Ora International, con sede en la ciudad alemana de Korbach, y desde hace un año dirige la oficina de la organización en Kabul.

La cooperante fue sacada a punta de pistola de un restaurante cuando se encontraba en compañía de otro alemán que logró escapar y pudo ver cómo la rehén era introducida en un automóvil que esperaba con el motor en marcha.

IMPACTO POLITICO El secuestro se suma a los de otro alemán y 19 coreanos, cautivos desde julio. La noticia, conocida en pleno entierro de los policías asesinados en Afganistán, causó un gran impacto en los dirigentes políticos alemanes, que reafirmaron su voluntad de mantener la presencia militar en el país. Durante los funerales, Merkel se mostró especialmente conmovida, toda vez que uno de los policías había sido miembro de su escolta y ahora se encontraba de forma temporal en Kabul.

El asesinato de los policías, como ocurriera en mayo con el de tres militares en un atentado suicida, ha situado de nuevo la presencia militar alemana en Afganistán entre los temas más controvertidos de la política del país. Las últimas encuestas confirman que más de dos tercios de los alemanes son contrarios a mantener la misión. Pero frente a la opinión popular, los partidos, salvo La Izquierda, apoyan la continuidad de la implicación de Berlín en la pacificación de Afganistán. Incluso el exministro de Exteriores Joschka Fischer dijo que es necesario "aumentar el contingente". El político de Los Verdes consideró también un error "que las Fuerzas Armadas alemanas no hayan ampliado su trabajo en el sur, donde los canadienses han perdido unos 60 soldados ante los talibanes".

En la víspera de la fiesta de la independencia, la prensa de Kabul recibió un correo electrónico firmado por el mulá Omar en el que el jefe espiritual de los talibanes insta a la unidad de los afganos para expulsar a los extranjeros mediante la guerra santa. "Los enemigos del islam y de la independencia han lanzado una propaganda satánica bajo los eslóganes de la democracia y la libertad e intentan dividir a los afganos en su beneficio", dice el mensaje, cuya autenticidad no ha podido comprobarse.