La angustiosa espera de la liberación de los dos periodistas franceses secuestrados en Irak, anunciada como "inminente" el viernes, continuaba ayer, aunque las autoridades francesas seguían "confiadas" en un desenlace positivo. El Gobierno insistió en que no disponía de ningun "elemento material" que pruebe ni siquiera que los rehenes hayan cambiado de manos.

El Ejército Islámico de Irak que se atribuyó el secuestro dio a entender que seguían bajo su control y pidió incluso una fatua (dictamen islámico) a Osama bin Laden sobre qué hacer con los periodistas, según informó el diario árabe de Londres Al Hayat. Entretanto, la delegación del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), que viajó a Bagdad el jueves con la intención de recuperar personalmente a los secuestrados regresó ayer al aeropuerto parisino de Roissy con las manos vacías.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Michel Barnier, también optó por regresar a la capital desde Ammán, donde se encontraba esperando a los reporteros, para informar al presidente Jacques Chirac de los esfuerzos realizados hasta ahora. Barnier viajó a la región para "explicar la realidad de Francia" y consiguió una movilización sin precedentes del mundo árabe y de los jefes religiosos musulmanes en favor de los secuestrados.