Los monjes budistas son el segundo poder en Birmania. Al contrario que los militares, gozan del respeto de la población porque se han alineado junto al pueblo. Ofrecen guía espiritual y ayuda materiala los más necesitados.

En Birmania hay entre 400.000 y 500.000 monjes, cifra que se eleva hasta 1,5 millones si se cuentan los estudiantes y los civiles que se entregan a esa práctica.