Para México es "como el muro de Berlín". Para algunos líderes comunitarios, "una señal de debilidad y miedo, y una vergüenza". Para una parte de los demócratas, una "ineficaz medida a medias". Y para los republicanos, una imperiosa necesidad, no solo por ideología sino por cuestiones electorales. La visión de los últimos se impuso el viernes en el Senado de EEUU, donde 26 demócratas se sumaron a 54 republicanos y aprobaron construir 1.126 kilómetros de muro en cuatro estados fronterizos con México, una decisión que el presidente, George Bush, está dispuesto a aprobar.

La sesión del viernes en el Senado era la última antes de que los miembros del Congreso se centren en la campaña para las legislativas del 7 de noviembre, en las que se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Los republicanos se juegan la mayoría en ambas cámaras en unos comicios marcados por la inmigración, Irak y la seguridad interior.

La necesidad de enviar un mensaje firme impulsó a que el Senado aprobara la ley del Muro Seguro, cuyos términos ya habían sido aprobados en la Cámara de Representantes. La construcción se alzará en zonas de California, Arizona, Nuevo México y Tejas.