El presidente de EEUU, George Bush, sufrió ayer una derrota en el Senado, cuando la oposición demócrata logró el apoyo de algunos republicanos para bloquear la extensión de los 16 artículos más controvertidos de la ley patriótica durante otros cuatro años. Esta ley, aprobada tras el 11-S para aumentar la vigilancia del Gobierno sobre los ciudadanos, da poderes al FBI para llevar a cabo registros y espiar correos electrónicos o llamadas de teléfono durante investigaciones sobre terrorismo. Los senadores opuestos a la ley ganaron por 52 votos contra 47 y forzaron a la Casa Blanca a seguir negociando para impedir que expire el próximo 31 de diciembre.