El Senado de la República Checa aprobó ayer el Tratado de Lisboa, destinado a reformar las instituciones de la Unión Europea (UE) y que requiere de la ratificación de los 27 estados miembros. La Cámara baja checa aprobó el documento a mediados de febrero, pero aún queda la ratificación final del presidente del país, Vaclav Klaus, que ayer ya dijo que, por el momento, no pensaba firmar.

El tratado recibió el voto favorable de 54 de los 79 senadores presentes. Doce de los senadores del Partido Democrático Ciudadano siguieron las consignas de su jefe, Mirek Topolanek y apoyaron el tratado. Los socialdemócratas y el grupo mixto también votaron a favor. Un total de 20 senadores votaron en contra y cinco se abstuvieron.

"Se trata de una gran jornada para la posición de la República Checa en Europa y en el mundo", declaró el responsable de Asuntos Europeos, Alexandr Vondra. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, calificó de "muy buena noticia" la aprobación.

Poco después de la votación, Klaus afirmó: "El Tratado de Lisboa está muerto, porque fue rechazado en referendo por un estado. Por lo tanto, la ratificación no está, de momento, en mi agenda".