Si España fuera Italia, las escuchas telefónicas sobre el caso Gürtel no habrían podido ser publicadas hasta la vista oral del proceso y para entonces solo de forma resumida. De lo contrario, los propietarios de los diarios habrían pagado una multa de casi medio millón de euros y los autores de los artículos habrían sido suspendidos de la profesión.

Este podría ser uno de los casos contemplados en la ley mordaza, que limita las escuchas telefónicas y su difusión, aprobada ayer por el Senado y así llamada por magistrados, sindicatos de policías, periodistas, editores de prensa y casi el 70% de la opinión pública, según encuestas realizadas por algunas emisoras de televisión. De ahora en adelante los editores también deberán ejercer como censores para que sus periodistas no cometan infracciones.

Mientras los senadores se aprestaban a aprobar la ley, que obtuvo 164 votos a favor y 25 en contra, los parlamentarios de Italia de los Valores (IDV), partido cuyo líder es Antonio di Pietro, ocuparon la sala del Senado hasta que fueron desalojados por la fuerza. En el momento de la votación, los senadores progresistas (PD) salieron del hemiciclo, mientras en la puerta del Senado se manifestaban los jóvenes del Pueblo violeta, convocados por internet.

El poderoso sindicato de los periodistas (FNSI) ha decidido que los diarios salgan este sábado con una franja de luto y ha convocado una huelga nacional para el 7 de julio. "Se trata de un golpe mortal a la libertad y estamos dispuestos a la desobediencia civil", anunció el FNSI. Mientras, el partido de Di Pietro ha registrado un dominio en Bélgica para publicar las conversaciones pinchadas que estén prohibidas en Italia y se están preparando otras iniciativas --como páginas en blanco o en negro--, tanto en diarios de Italia como de Europa.

DERECHO A LA INTIMIDAD Según los conservadores, la ley aprobada protege el derecho a la intimidad, ya que impide que se publiquen las conversaciones de personas investigadas por algún delito. Como la que mantuvieron dos constructores que en la noche del terremoto de L´Aquila (6 abril 2009, 308 muertos) se reían en sus camas por el negocio que habrían hecho. "No hay un terremoto cada día", decían.

Tampoco podría haberse divulgado la conversación privada que la prostituta Patrizia D´Addario gravó en la habitación cuando estaba a solas con el primer ministro, Silvio Berlusconi. Anna Finocchiaro, jefa de los senadores progresistas (PD), sentenció ayer: "Vosotros queréis esconder vuestros negocios y el uso que hacéis del dinero público, que no tiene nada que ver con la protección de la vida privada sino con la ignorancia y la ceguera del pueblo". H