El candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, dio comienzo ayer en Fort Lauderdale a cinco días de campaña en Florida, un estado tan decisivo con sus 27 votos electorales y tan representativo de los problemas del 2000 que se ha convertido no sólo en destino prioritario para los dos partidos --el presidente George Bush se marchó de allí el sábado--, sino también para cientos de abogados. Muchos serán enviados por grupos independientes, pero decenas vigilarán la votación a sueldo de demócratas y republicanos.

Los letrados de ambos partidos se harán notar también en otros estados decisivos donde se anticipan problemas legales, como Ohio. Y, tras la desastrosa experiencia del 2000, ahora todos miran al 2 de noviembre con cautela. Tom Josefiak, principal abogado de la campaña de Bush, advirtió el sábado de que "pueden hacer falta días o semanas", tras la jornada electoral, para determinar el ganador.

Mientras, los dos candidatos prosiguen con sus campañas. Antes de viajar a Florida, Kerry cerró unos días de campaña en Ohio donde buscó el voto moderado asistiendo a una misa. Los republicanos celebraron un fin de semana de participación ciudadana, con voluntarios recorriendo sus vecindarios para convencer a los electores.