Los dirigentes serbios dejaron ayer de lado las discrepancias que los dividen respecto al proceso de acercamiento a la UE y cerraron filas en torno al amargo tema de Kosovo. El presidente serbio, Boris Tadic, y el primer ministro, Vojislav Kostunica, anunciaron que Belgrado anulará la independencia unilateral de la provincia de Kosovo si, como han anunciado ya los albanokosovares, declaran la independencia, probablemente el 17 de febrero. Sin embargo, difícilmente las medidas que decidan aplicar podrán revertir el proceso de secesión.

Kostunica anunció para el jueves una sesión del Gobierno en la que se adoptarán decisiones para anular "los actos ilegales". El Parlamento tendrá la última palabra.