Tras la victoria de los conservadores en las legislativas y en la alcaldía de Roma, los italianos parecen encaminarse hacia una pacificación final entre exfascistas y excomunistas, aunque en las últimas semanas se han producido incidentes violentos que lo ponen difícil. El pasado miércoles, jóvenes de los colectivos de izquierdas de la Universidad de Roma fueron agredidos por miembros de Forza Nova (FN) de la ultraderecha. Estos lo niegan. La riña se produjo porque la universidad autorizó primero --y después prohibió-- un acto para recordar los campos de concentración italianos, en los que las víctimas fueron los fascistas.

El día antes, Kledi Kadiu, conocido bailarín albanés de una televisión, fue agredido al grito de "¡mierda de albanés!" y un famoso disc jockey gay fue atacado. Estos casos se suman a los ocurridos antes o después de las elecciones: el incendio de un centro social de izquierdas en Perugia; el asalto al Circolo Mario Mieli (el club intelectual homosexual más conocido de Roma) y la muerte en Verona de un joven por una patada que le dieron 5 miembros de extrema derecha.

"Digo no a la intolerancia; derechas e izquierdas tienen que unirse contra cualquier tipo de violencia", dijo el alcalde de Roma, Gianni Alemanno. Walter Veltroni, líder progresista, le respondió que, tras tres episodios violentos en dos días, "todos ellos del mismo signo de extrema derecha, no se puede decir que se trate de chiquilladas".