Como un partido de fútbol italiano, la reunión de ayer entre los primeros ministros israelí, Ariel Sharon, y palestino, Abu Mazen, fue un homenaje al catenaccio, en el que ambos políticos marearon la perdiz en el centro del campo con la mente puesta en sus próximas reuniones por separado con el presidente estadounidense, George Bush. Empate a cero, pues, en una entrevista que acabó sin resultados en el tema de la excarcelación de presos palestinos y con promesas de seguir negociando una retirada israelí de Cisjordania.

A pesar de estar obligado a jugar fuera de casa --la reunión de dos horas se hizo en la oficina de Sharon en Jerusalén Oeste--, Abu Mazen llevó tímidamente la iniciativa a partir de exigencias: liberación de prisioneros, repliegue de Cisjordania y levantamiento del asedio de Yasir Arafat en Ramala.

FUERA DE JUEGO

Pero Sharon sabe cómo mover el balón y guardar la ropa, y a cada petición palestina exigió una contrapartida. A todas menos a una: el asedio de Arafat está fuera de cualquier consideración y el rais seguirá fuera de juego.

Según fuentes israelís, Sharon afirmó que las facciones armadas palestinas están aprovechando la tregua para rearmarse --citó como ejemplo la supuesta fabricación de morteros Qasam en Gaza-- y que la Hoja de ruta no puede depender de que los grupos radicales respeten o no el alto el fuego. Por tanto, Sharon exigió a Abu Mazen que desarme a las facciones y señaló que, sólo si hay avances en este terreno, Israel accederá a las peticiones palestinas.

LISTA INSUFICIENTE

Así, Sharon ligó la excarcelación de prisioneros con el desmantelamiento de los grupos armados. Abu Mazen rechazó recibir una lista de 350 presos para ser liberados, elaborada por Israel, por considerarla insuficiente y sólo arrancó el compromiso de que la lista definitiva será consensuada.

Los dos políticos acordaron que, cuando regresen de sus viajes a Washington, volverán a reunirse para abordar el asunto de los prisioneros a partir del trabajo que efectuará una comisión mixta.