La indignación generalizada era la nota dominante ayer en Irak, mientras en Bagdad y en Kerbala se sucedían los funerales por las víctimas de los atentados del martes. Los dirigentes iraquís apelaron repetidamente a la calma y responsabilizaron a Al Qaeda de la masacre del día de la Ashura, el más sagrado del calendario shií. Pero miles de jóvenes salieron a la calle a protestar: el blanco de su ira no era Al Qaeda, sino EEUU.

Paul Bremer, responsable máximo de la administración ocupante, anunció, para acallar las protestas de los shiís, que se reforzará la vigilancia de las fronteras iraquís para impedir la entrada de combatientes extranjeros que pudieran perpetrar más atentados.

Los sectores shiís más radicales aprovecharon que los ánimos están caldeados para hacerse notar ayer en los alrededores de la mezquita de Kadamiya, donde ocurrió el atentado de Bagdad. Varios centenares de miembros de Al Mehdi, una milicia ilegal controlada por el clérigo radical Muktada al Sadr, se mezclaron con los cortejos fúnebres. "No, no, a Estados Unidos", "Viva Muktada al Sadr", eran las consignas más repetidas. Al margen de la manifestación --y durante todo el día-- se fueron congregando grupos que proferían gritos como "Alá Akbar" o "Muerte a los enemigos del islam".

Las huellas del atentado estaban vivas en Kadamiya. Algunas personas lloraban desconsoladamente. En una fachada del santuario colgaba la lista de muertos y la foto de un niño hospitalizado, del que se ignora su identidad.

ARRESTOS El portavoz militar estadounidense, Mark Kimmit, confirmó que 15 personas fueron detenidas en Kerbala por los atentados. Seis de ellas están en manos de las fuerzas de la coalición ocupante y las otras nueve, bajo arresto de las fuerzas de seguridad iraquís. Por otra parte, el Consejo de Gobierno iraquí anunció ayer que la firma de la Constitución interina se hará mañana.