Al igual que en el 11-S y el 11-M, el terrorismo volvió a golpear en un día 11, esta vez de julio y en la India. Al menos 163 personas perdieron ayer la vida y 460 resultaron heridas en siete atentados casi simultáneos contra el transporte ferroviario de Bombay y sus alrededores. Ningún grupo se había atribuido anoche la autoría, pero las autoridades indias sospecharon de los radicales islamistas que luchan por la independencia de Cachemira.

Los artefactos hicieron explosión, en un intervalo de 20 minutos, en siete trenes en las estaciones de ferrocarril de Bhayander, Mira Road, Borivali, Jogeshwari, Khar Road, Mahim Junction y Matunga Road, situadas en la ciudad o sus alrededores. Según informó la policía, la primera bomba estalló a las 18.24 hora local (14.56 en España), una hora punta, cuando muchos ciudadanos regresan del trabajo.

ALERTA MAXIMA Aunque los atentados en la India son relativamente frecuentes y Bombay sufrió varios en los últimos años, la de ayer fue la peor masacre en esta ciudad en más de una década. Las autoridades declararon la alerta máxima en todo el país, especialmente en la capital, Nueva Delhi y en el estado de Maharahstra, donde se encuentra la ciudad de Bombay.

El primer ministro, Manmohan Singh, hizo un llamamiento a la calma y prometió que el Gobierno "luchará y derrotará los malignos designios de los terroristas". Horas antes, cinco ataques con granadas mataron a ocho turistas indios en Srinagar, la capital de Cachemira.

Las escenas en las estaciones de Bombay eran dantescas y el pánico generalizado. "La gente empezó a saltar del tren aún en marcha en cuanto estalló la bomba, mientras las llamas y el humo invadían todo el vagón", explicó un pasajero herido en la estación de Mahim.

Muchos cadáveres yacían en las vías, mientras algunos pasajeros llevaban en brazos hasta las ambulancias a heridos cubiertos de sangre. Al mismo tiempo, los equipos de rescate intentaban abrirse paso entre vagones retorcidos convertidos en verdaderos amasijos de hierro, con boquetes abiertos en su ensamblaje.

La hipótesis que barajan las autoridades indias es que los explosivos fueron accionados mediante temporizadores. Nadie mencionó la posibilidad de que Al Qaeda estuviera detrás de la masacre, pese a la similitud con los atentados de Madrid y de Londres. El ministro de Interior, Shrivraj Patil, y la presidenta del gobernante Partido del Congreso, Sonia Gandhi, se trasladaron con urgencia a Bombay.

La Embajada de España en Nueva Delhi dijo no tener "ninguna constancia de que haya españoles entre las víctimas o afectados". En Madrid, el Ministerio de Asuntos Exteriores consideró "muy improbable" que haya víctimas españolas.

MENSAJES DE CONDENA Como es habitual en estos casos, los principales dignatarios internacionales hicieron llegar sus mensajes de condena. Pero, significativamente, los primeros en reaccionar fueron el presidente y el Gobierno de Pakistán, país al que la India acusa a menudo de amparar, armar y financiar al terrorismo islamista en Cachemira. El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, aseguró que "el terrorismo es una lacra de nuestros días, debe ser condenado, rechazado y hay que luchar contra él de forma activa".