La Confederación de Sindicatos Obreros Revolucionarios (DISK), una de las tres grandes fuerzas sindicales de Turquía, ha convocado hoy marchas para denunciar la puesta en libertad de un agente acusado de disparar y matar a un manifestante durante la oleada de protestas antigubernamentales.

Según el diario Hürriyet, el policía fue puesto en libertad condicional ayer después de que un tribunal considerara que el disparo fue realizado dentro de los límites de la defensa propia y que ya se han recogido las pruebas necesarias y no hay riesgo de que el acusado escape o altere las evidencias.

El agente, imputado por homicidio involuntario, tiene prohibido abandonar el país y debe presentarse en la comisaria una vez a la semana.

El suceso se produjo el día 1 de junio durante una manifestación en Ankara, en la que Ethem Sarisülük, un joven de 26 años recibió un disparo en la cabeza que lo dejó en estado de muerte cerebral durante días, hasta que finalmente falleció.

Ya anoche, unas 2.000 personas se manifestaron en Estambul contra la puesta en libertad del agente.

"Ethem ha muerto de nuevo con la puesta en libertad del agente", aseguró durante esa protesta Mustafa Sarisuluk, hermano de la víctima.

El letrado de la familia denunció, por su parte, que con esa decisión "se está motivando a la Policía a cometer crímenes" ya que se le asegura que serán protegidos por el Estado.

Además, anunció que la familia estudia denunciar el asunto ante el Tribunal europeo de Derechos Humanos.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, insistió ayer en defender la acción de la Policía durante las protestas, que han dejado cuatro muertos, entre ellos un agente, y unos 7.000 heridos.

"Desde el primer momento de las protestas, nuestra Policía fue el objetivo. A través de la Policía, se apuntó al Gobierno, a nuestra democracia y a nuestra voluntad nacional", dijo Erdogan, que mantuvo en su discurso la existencia de una conspiración al decir que los medios nacionales e internacionales también ha ido contra los agentes.

El primer ministro aseguró que no hubo prácticas antidemocráticas en la represión de las protestas y que la Policía "ha superado un duro examen democrático", al hacer frente a ataques y provocaciones "que no habrían sido tolerados en otros países".