El Tribunal de Apelación del Reino Unido reconoció ayer por primera vez que el llamado ´síndrome de la guerra del Golfo´ existe. Este mal está supuestamente causado por las vacunas inyectadas a los combatientes en el primer conflicto de Irak, en 1991, y sus síntomas son fatiga, náusea, fiebre y depresión. La sentencia confirma otra dictada por un tribunal de pensiones británico a favor del paracaidista Shaun Risling y desestima el recurso de apelación del Ministerio de Defensa. Gracias al fallo, los soldados podrán exigir compensaciones.