Con una solemne ceremonia militar con la que se pretendió honrar al Ejército sirio y una carta oficial a la ONU en la que el régimen de Damasco afirmaba haber cumplido la resolución 1559 del Consejo de Seguridad, el último soldado sirio abandonó ayer oficialmente el Líbano, poniendo fin a tres décadas de presencia militar. La oposición libanesa reaccionó con satisfacción al fin de la ocupación, mientras que en EEUU e Israel se cuestiona que la tutela siria realmente haya terminado.

"Siria le informa oficialmente de que las fuerzas árabe-sirias estacionadas en el Líbano, a petición del Líbano y bajo mandato árabe, han retirado totalmente sus aparatos militar y de seguridad y sus instalaciones", reza la nota que el Ministerio de Exteriores sirio envió a la ONU. En la misiva, Siria da por cumplida la resolución 1559 e insta al Consejo de Seguridad a "demostrar la misma determinación para que se cumplan el resto de resoluciones, sobre todo las que se refieren a la retirada de las fuerzas israelís de tierra árabe".

AERODROMO Unos 250 soldados sirios y una dotación libanesa participaron en el aeródromo militar de Rayak, en el valle de la Bekaa, en la ceremonia de despedida, que fue presidida por el general sirio Rustom Gazalé, el jefe del Estado Mayor sirio, Alí Habib, y el comandante en jefe del Ejército libanés, Michel Suleimán. Tras sonar los dos himnos nacionales, intercambiar medallas y descubrir una placa en honor de los 12.000 soldados sirios muertos en el Líbano en estas tres décadas, el oficial libanés agradeció a sus "hermanos de armas" los servicios prestados.

Se pretendía así dar un carácter hasta honorable a una retirada que Siria ha efectuado contra su voluntad a causa de una mezcla poderosa: las presiones internacionales encabezadas en la ONU por EEUU y Francia y la oleada de ira antisiria en el Líbano tras el asesinato, en febrero, del exprimer ministro Rafic Hariri. Siete semanas han bastado a Siria para abandonar el país. Decenas de personas celebraron su marcha en el valle de la Bekaa.

MANDATO ARABE Siria pierde así la amalgama de intereses políticos, económicos y geoestratégicos que le llevaron a perpetuar su presencia en el Líbano tras su llegada al país vecino en 1976, bajo mandato de la Liga Arabe, para intentar poner fin a la guerra civil. Pero ni EEUU ni Israel lo ven claro. Fuentes de ambos países calificaron de "positivo" el paso sirio, pero señalaron que aún falta que un equipo de la ONU certifique que los sirios han abandonado realmente el país. El propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó que "algunos estados miembros, así como representantes de la oposición libanesa, han informado a la ONU de que los servicios de espionaje se han instalado al sur de Beirut".

El primer ministro, Najib Mikati, dijo que la retirada "abre una era basada en la cooperación". Pero el Líbano tiene un largo camino que recorrer. Ayer, parientes de libaneses en cárceles sirias reclamaron a Damasco la liberación de sus familiares.