La localización, la profundidad del hipocentro y la magnitud del terremoto parecen calcadas del seísmo del 26 de diciembre, pero los geólogos desconocen por qué en esta ocasión no se produjo un tsunami. "Unas décimas de diferencia es mucho. Un temblor de magnitud 8,7 es tres veces menor que uno de 9", precisa Ramon Maci , sismólogo de la Universidad de Barcelona. Además, la zona de fricción entre placas ha sido menor: "Y no hablamos de un punto de ruptura, sino de muchos kilómetros cuadrados", añade. En todo caso, el terremoto "fue suficientemente fuerte como para crear un tsunami", insiste Emilio Carreño, de la Red Sísmica Española. Fuentes citadas por la CNN creen que la energía pudo liberarse hacia la zona sur del Indico, no habitada. A. M.