Tan sólo unas horas después de llegar a Nayaf, el gran ayatolá Alí Sistani logró lo que el Gobierno iraquí no había conseguido en tres semanas de combates: el compromiso de Moktada al Sadr de poner fin a la rebelión shií que han tenido como epicentro la ciudad santa. Sistani no sólo ha tenido un éxito inmediato, sino que ha logrado que el clérigo radical acepte, uno por uno, todos los puntos de su propuesta de paz.

En los términos en que el miércoles fue filtrada por los allegados del ayatolá, la iniciativa estipula "el desarme en Nayaf y Kufa, así como la salida de todos los elementos armados de las dos ciudades" (incluido el Ejército de EEUU), y el pago de indemnizaciones a las personas afectadas por los combates que se libran desde el pasado 5 de agosto. También establece que la policía iraquí asuma la responsabilidad de la seguridad y el mantenimiento del orden en ambas localidades, los bastiones tradicionales del Ejército del Mehdi.

Estaba previsto que anoche hubiera una rueda de prensa en casa de Sistani para divulgar los detalles del acuerdo. Antes de eso, sin embargo, el ayatolá hizo un llamamiento al Gobierno iraquí para que permita entrar al mausoleo de Alí a las decenas miles de shiís que permanecen en las afueras de la ciudad.

EN MEDIO DE LA TREGUA "Todos abandonarán la mezquita mañana a las diez de la mañana", se comprometió Sistani a través de su portavoz, Hamad al Jafaf. Este explicó que Sistani y sus colaboradores más cercanos esperan del Gobierno iraquí "una declaración, que es necesaria para que la crisis se solucione". "La atmósfera es positiva --añadió--, y la crisis está a punto de ser resuelta". El acuerdo entre el ayatolá y Sadr se produjo en medio de una tregua declarada por el primer ministro iraquí, Iyad Alaui. "He ordenado detener todas las operaciones militares en la ciudad santa de Nayaf durante 24 horas", proclamaba por la tarde. Pocas horas después, el Ejército estadounidense se sumaba a la tregua. Según la cadena de televisión de EEUU CNN, las negociaciones entre ambos líderes shiís empezaron por teléfono en cuanto Sistani puso los pies en Nayaf. También se produjeron contactos, éstos personales, entre representantes de los dos.

El acuerdo, además de poner fn a una crisis de tres semanas, culminó una jornada sangrienta en la provincia de Nayaf. Un verdadero baño de sangre precedió la llegada de Sistani a la ciudad. Los incidentes violentos ocurridos en los alrededores de la ciudad santa y en la vecina Kufa dejaron al menos 74 muertos.

Sistani partió por la mañana de Basora junto con decenas de miles de shiís que, en coches, camiones, furgonetas y autobuses, cubrieron los 400 kilómetros hasta Nayaf al lado de su líder espiritual. Mientras la caravana avanzaba, dos grupos de seguidores de Sdar atendían el llamamiento hecho el miércoles por su líder y marchaban desde Diwaniya y Kufa, respectivamente, con el objetivo de entrar en la ciudad sitiada.

Primero llegaron los de Kufa --varios miles--, que intentaron entrar por el norte pero fueron recibidos a tiros por agentes de la Guardia Nacional iraquí. La escena se repitió horas más tarde, cuando por el sur se aproximaron los que habían marchado desde Diwaniya. Los uniformados explicaron que en ambos casos los manifestantes les habían disparado primero, aunque los testigos lo negaron. Horas más tarde, el gobernador de la provincia, Adnane Zorfi, dio pistas de hacia dónde inclinar la balanza, al afirmar que nadie estaba "autorizado a entrar en Nayaf antes de la llegada de Sistani". Las matanzas dejaron al menos 49 muertos, entre ellos 15 seguidores del ayatolá Sistani. Los heridos se cuentan por centenares.

ATAQUE A LA MEZQUITA DE KUFA Además, en Kufa murieron al menos otras 25 personas --40, según algunas fuentes--, cuando dos morteros estallaron en la mezquita de la ciudad, donde había reunidos cientos de seguidores de Sadr. Se desconoce el origen del ataque, aunque los rebeldes shiís sospechan tanto de las fuerzas iraquís como de las estadounidenses. Unas y otras lo negaron.