Alemania parece haber encontrado en Frank-Walter Steinmeier a su próximo jefe de Estado. Tras un mes de intensas negociaciones fallidas, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la cancillera Angela Merkel y sus socios de Baviera, la CSU, han claudicado y han aceptado la candidatura presentada por el Partido Socialdemócrata (SPD) para que el actual ministro de Exteriores se convierta en el próximo presidente federal del país.

Con este pacto a tres bandas entre las principales fuerzas hegemónicas de Alemania, Steinmeier tiene garantizados los votos suficientes para que el próximo febrero, cuando se realiza el voto presidencial, pueda convertirse en el sustituto perfecto del respetado pastor protestante Joachim Gauck, que en junio anunció que renunciaba a un segundo mandato por cuestiones de edad. La elección de Steinmeier, acordada por los conservadores en una llamada telefónica durante la mañana del lunes, supone un importante gesto de consenso cara al futuro de Alemania. El presidente federal es un cargo de peso simbólico y representativo pero no por ello de menos relevancia. A imagen de Gauck, Steinmeier, el político más popular del país, es una voz respetada que calma y cohesiona a los alemanes.

A pesar de que conservadores y socialdemócratas han vuelto a darse la mano, la elección de Steinmeier responde a una estrategia de presión del SPD. A principios de noviembre, mientras ambos partidos negociaban en secreto, el líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, anunció públicamente que apostaba por la candidatura de su ministro de Exteriores, un gesto que lanzaba la pelota en el tejado de la CDU y obligaba a Merkel a mover ficha. Ante la falta de una opción mejor, el partido de la cancillera ha optado por aceptar la propuesta de sus socios de Gobierno. Con este gesto, Merkel busca las simpatías del SPD para repetir una Gran Coalición cara a las elecciones federales del setiembre del año que viene y evitar que los socialdemócratas exploren un poco probable tripartito junto a los ecologistas de Die Grünen y los poscomunistas de Die Linke. “Merkel evita el riesgo”, ha tuiteado el diputado socialdemócrata Ralf Stegner.

EL POLÍTICO MÁS POPULAR DE ALEMANIA

La elección de una figura como Steinmeier tampoco es casual. En la primera línea política durante la última década, el actual ministro de Exteriores se ha convertido en el político mejor valorado por los alemanes gracias a su gestión en importantes encrucijadas que afronta Alemania como la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico o la mediación en conflictos como los de Ucrania, Rusia y Siria. Ante la llegada de miles de refugiados al país y el auge de la ultraderecha populista y la violencia xenófoba, el rol del presidente para unificar y evitar la polarización social es aún más necesaria. “Es un buen candidato para estos tiempos difíciles”, ha confesado el secretario general de la CSU, Andreas Scheuer.

Así, Steinmeier ocupará la posición más importante de su carrera. En las elecciones federales del 2009 fue el candidato fallido a la cancillería de un SPD que se vio duramente golpeado por su coalición con los conservadores y se hundió del 34,2% al 23% de los votos. Ahora, la elección de Steinmeier para que sea el próximo inquilino del berlinés Palacio de Bellevue abre la incógnita de quién ocuparía la cartera de Exteriores en un posible nuevo Gobierno de Gran Coalición. Para este cargo ya se barajan nombres de peso como el del actual presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien también suena en las quinielas como posible candidato del SPD a la cancillería en el caso que Gabriel decidiese dar un paso al lado.