Grecia clausuró ayer su campaña electoral para los comicios del domingo con el presentimiento de que habrá cambio de Gobierno. Así se respiraba el ambiente en los mítines de los dos principales partidos y lo corroboraban las últimas encuestas publicadas, que dan un margen de ventaja de casi siete puntos al Partido Panhelénico Socialista (PASOK), en la oposición, frente a Nueva Democracia (ND), del primer ministro conservador, Costas Karamanlis. La mayor duda que falta disipar es si los socialdemócratas serán capaces de alcanzar una mayoría absoluta que les permita constituir un Gobierno capaz de acometer las reformas que necesita el país.

"Dinero limpio, medioambiente limpio y palabras limpias", ha sido uno de los lemas más repetidos por Giorgos Papandreu, líder del PASOK, cuya principal promesa es rehabilitar la maltrecha economía griega, luchar contra la evasión fiscal y la corrupción, pero precisamente esa era la divisa con la que Karamanlis accedió al poder en el 2004. Tres asuntos sangrantes en Grecia y que el político conservador no ha sido capaz de enmendar. De ahí que los griegos no estén demasiado entusiasmados con estos comicios que el propio primer ministro se vio forzado a adelantar por los graves casos de corrupción, la revuelta estudiantil de diciembre y la mala gestión de los incendios del verano.

Si se le pregunta a cualquier griego por el principal problema de su país, la respuesta inmediata será: "la economía". Aunque, al contrario que España, Grecia no ha entrado en recesión, eso no significa que la economía helena esté trampeando la crisis.

DIFERENCIAS SOCIALES El comercio marítimo, el turismo y la construcción se han hundido durante este último año y las diferencias sociales han crecido hasta convertir a Grecia en el cuarto país con más desigualdades de la UE, y todo ello a pesar de ser el principal beneficiario de las ayudas comunitarias. Al último gran mitin de Papandreu en Atenas, el jueves por la noche, acudieron miles de personas que abarrotaron la larga avenida 28 de Octubre con banderas y camisetas color verde, el del PASOK, y la alegría de saberse casi ganadores.

Para muchos griegos, el PASOK representa la única posibilidad real de arrebatar el poder a Karamanlis. "Hay muchísimos problemas: las finanzas, la situación económica, la falta de transparencia, la educación. Esperamos que, al menos, el PASOK cambie algo", afirman Jaris, Fotis y Cristina, tres ingenieros en la treintena. María, de 25 años, es una de las miles de jóvenes griegas en busca de trabajo, en un país donde el empleo basura y el paro se ceban especialmente con los recién licenciados: "Papandreu puede apoyar a la gente y crear nuevos puestos de trabajo, que es lo más necesario".

El PASOK ha presentado un plan de acción para los primeros 100 días de su Gobierno en el que promete inyectar 3.000 millones de euros a la economía y crear varios cientos de miles de puestos de trabajo. Pero parece una tarea complicada para un país con una deuda superior a su PIB y un déficit presupuestario que podría alcanzar el 8%, mientras la UE exige apretarse el cinturón y reducir ese déficit hasta un máximo del 3%. La solución para el Partido Comunista, que será la tercera fuerza política griega, pasa por ignorar los mandatos de Bruselas, algo que, aunque en menor medida, comparten los izquierdistas de SYRIZA, que entrarán en el Parlamento.

IMPAGO DE IMPUESTOS Papandreu asegura que estimulará la economía elevando los impuestos a los más ricos y a la casi intocable iglesia ortodoxa, además de luchar contra la evasión fiscal, ya que uno de cada cuatro griegos no paga sus impuestos.

Karamanlis ha reconocido "errores" en su gestión aunque ha pedido un voto de confianza para acometer las reformas necesarias. Según el líder de Nueva Democracia, el programa de Papandreu está "poco definido".