Uno de los cambios más deseados por Nicolas Sarkozy puede descarrilar el próximo lunes cuando el Congreso (Asamblea Nacional y Senado) se reúna para votar la reforma de las instituciones, que significa el retoque de casi la mitad de la Constitución. Los socialistas han reafirmado que votarán en contra pese a las últimas concesiones del presidente. Parte de los votos de la izquierda son necesarios para llegar a los tres quintos exigidos y porque, además, algunos representantes de la mayoría gubernamental quieren votar no.

Sarkozy aceptó el miércoles una de las principales reivindicaciones socialistas; que la oposición pueda replicar en la televisión al presidente, aunque solo cuando hable de política francesa. Sarkozy ofreció también que la oposición pueda intervenir en el Parlamento el mismo tiempo que la mayoría, rebajar el número de escaños para formar grupo parlamentario, asegurar que cada año puedan constituirse varias comisiones de investigación y aprobar por consenso la reforma del sistema electoral en las elecciones regionales. Sarkozy pretendía variar el sistema para desalojar a la izquierda de las regiones (ahora gobierna 20 de 22), pero parece haber renunciado.

El Partido Socialista (PS), sin embargo, no ha conseguido reformar el Senado, una dosis de proporcionalidad en la Asamblea Nacional, la mención en la Constitución del pluralismo en los medios audiovisuales --Sarkozy quiere nombrar directamente al presidente de la televisión pública-- ni el voto de los extranjeros en las municipales.

"DERIVA" "El método revela el contenido de la reforma, la deriva presidencialista ha quedado verificada. Sarkozy habla como si fuera a la vez presidente de la República, primer ministro, ministro de Justicia, presidente de la Asamblea Nacional, presidente del Senado y presidente del Consejo Superior del Audiovisual", dijo el primer secretario del PS, François Hollande.