El Partido Conservador del primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, se habría hecho con la mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas ayer en el país, según los sondeos a pie de urna. Según las informaciones recogidas por la cadenas de televisión británica BBC, ITV y Sky News, el Partido Conservador se haría con 368 escaños, mientras que el Partido Laborista, liderado por Jermy Corbyn, lograría 191 escaños.

Por su parte, el Partido Nacional Escocés (SNP) obtendría 55 escaños, los liberaldemócratas se haría con trece, Plaid Cymru con tres y Los Verdes con uno. El Partido del Brexit no habría logrado representación.

En las elecciones, los electores británicos elegían a 650 diputados que representarán a sus circunscripciones en la Cámara de los Comunes, basándose en un sistema en el que el candidato más votado en cada circunscripción se hace con el escaño.

Johnson ha hecho así buenas las previsiones, que le daban como favorito en la cita con las urnas, a las que ha concurrido con su apuesta de completar cuanto antes el proceso del brexit.

Corbyn aspiraba a dar la sorpresa en unos comicios que son los terceros celebrados en Reino Unido en cinco años y los primeros en diciembre desde 1923.

DÍA ELECTORAL LLUVIOSO / A la espera de los resultados, ayer en la City el tráfico era intenso, y no era fácil caminar por las aceras más concurridas, y menos aún un día lluvioso y frío como el de esta jornada electoral. Desde la calle era fácil percibir tras los cristales mojados de los edificios a los empleados de los grandes bancos y grupos financieros trabajar sentados frente a sus ordenadores.

Desde esos despachos se toman decisiones que afectan a la economía mundial, se castiga a aquellos estados que no se ajustan a la leyes más liberales del mercado y se especula a favor del dinero de las grandes fortunas. La crisis del 2008 hizo temblar sus cimientos y no es seguro que no vuelva a ocurrir lo mismo si se mantiene la incertidumbre política en el Reino Unido tras las elecciones y el inminente brexit. La City también anda inquieta.

A la hora de comer los restaurantes de la zona se llenaron de empleados de las grandes corporaciones financieras. En La Piazzetta había un buen número de ellos, casi todos hombres y jóvenes sacados de un mismo patrón. Gabardina de tres cuartos, bufanda anudada al cuello, camisa blanca y no necesariamente con corbata. No es fácil entablar conversación con ellos. Es conocido que en la City impera la ley del silencio.

Pero Mike era una excepción. Ha salido a fumar un cigarrillo al exterior con una cerveza en la mano. Aún no había votado, lo haría más tarde y por el Partido Conservador. «Estoy a favor del brexit y creo que Boris Johnson es la persona indicada para llevarlo a cabo», afirmaba. «Estoy seguro de que a los británicos nos irá mucho mejor fuera de la Unión Europea», añadía. Dijo no estar preocupado «por el futuro económico del país». Cuando se le preguntó por el líder laborista, Jeremy Corbyn, sueltó una carcajada. «Es muy contradictorio. Ni siquiera es capaz de definirse sobre el brexit».

Minutos después se incorporó a la conversación uno de sus colegas, también fumador. Alex, más joven, tiene 24 años, explicó que su familia es laborista. No cree en Johnson, pero tampoco en Corbyn, precisamente por su postura respecto al brexit. Él es un remainer convencido. Una vez solos, Alex señaló a sus colegas del interior del bar, y así por lo bajo dijo: «Todos son tories y solo les interesa ganar y ganar dinero. El brexit va a tener una incidencia muy negativa en el sector de los seguros», advierte.

Mike y Alex forman parte de las más de 450.000 personas que cada día entran en la City a trabajar y que ayer estaban llamados a votar.