Los israelís han vuelto a demostrar este lunes que en muchas ocasiones son imprevisibles y que les gusta desafiar a las encuestas electorales, que en los últimos años han acertado sus augurios solo parcialmente. Los sondeos a pie de urna difundidos por el Canal 13 de la televisión pública israelí han sorprendido otorgando 37 escaños al Likud, el partido líder de la derecha israelí, encabezado por el primer ministro en funciones, Binyamin Netanyahu.

Las encuestas previas a los terceros comicios legislativos que se celebraban en Israel en 11 meses pronosticaban un empate a unos 34 escaños entre el Likud y su principal rival, la coalición de centroderecha Azul y Blanco, presidida por el exjefe del Estado Mayor del Ejército israelí Benny Gantz. O le otorgaban al Likud una estrecha ventaja de dos escaños -unos 33 o 34 contra 31 o 32 de Gantz-.

Los 37 escaños sumados a los 9 y 8 que obtendrían los partidos religiosos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, más los seis que tendría el partido de ultraderecha Derecha situarían al Likud a 60 escaños, uno menos de los que necesita para tener mayoría absoluta en una Knéset (Parlamento israelí) de 120 diputados.

Netanyahu ya anunció anoche que el Likud disponía de datos internos que mostraban que estaba "muy cerca de la victoria", de obtener los 61 que precisaba.

La alianza árabe, tercera fuerza

La tercera fuerza, según los sondeos a pie de urna, sería la Lista Conjunta, integrada por formaciones esencialmente palestinas o árabes-israelís. El partido de ultraderecha laico Israel Nuestro Hogar, liderado por Avigdor Lieberman, habría obtenido 8 diputados, aunque juró y perjuró que no apoyaría a Netanyahu, así que no parece proclive a regalarle un escaño.

Los tres pequeños partidos de centroizquierda que concurrían bajo la alianza Laboristas-Ghesher-Meretz, se habrían quedado solo con seis de los diez escaños que les concedían las encuestas.

La alta participación tendría que ver mucho con los cambios entre lo pronosticado por las encuestas pre-electorales y las proyecciones a pie de urna. Los analistas esperaban un descenso de votantes dado el hartazgo tras haber celebrado ya tres elecciones y después de una campaña electoral repleta de descalificaciones y pobre a nivel de calle, con una notable ausencia de carteles y manifestaciones públicas. Pero en esto también han fallado la mayoría de previsiones.

A las 8 de la tarde (las 7 en España), ya había votado el 65,6% del electorado, un 1,9% más que en los anteriores comicios, los del 17 de septiembre, según el Comité Electoral Central. Ha sido la participación más alta desde 1999. En las cárceles han votado el 80% de los reclusos.

Movilización de los afectados por el coronavirus

Incluso los 5.600 israelís en cuarentena por el coronavirus que tenían que votar en los 16 centros electorales abiertos solo para ellos han acudido de forma masiva a las urnas. Más de 4.000 han votado aguantando largas colas con mascarilla a causa de los procesos de seguridad e higiene que debían pasar.

Los colegios electorales abrieron esta mañana a las 7 (las 5 GMT) en Israel por tercera vez en 11 meses, algo sin precedentes en su historia. Tras el fracaso de los partidos políticos en su intento de formar gobierno en las elecciones del 9 de abril y el 17 de septiembre, 6,4 millones de electores estaban llamados de nuevo a las urnas.

'Bibi', acusado por tres casos de corrupción

Si los resultados oficiales, que se publicarán mañana, confirman las proyecciones, 'Bibi', como se conoce popularmente a Netanyahu, se habría impuesto a pesar de estar acusado de fraude, cohecho y abuso de poder en tres casos de corrupción.

Su juicio empieza el 17 de marzo, pero la ley le permite seguir siendo primer ministro mientras dure el proceso, que podría durar meses o hasta unos años. Es el primer jefe del Gobierno israelí imputado mientras ejerce su cargo y el líder que más tiempo ha sido primer ministro. Aunque le falte un escaño para lograr la mayoría absoluta, podría gobernar en leve minoría con 60.