El Partido Demócrata presentará un frente unido en torno al candidato que resulte elegido durante las primarias para intentar derrotar al presidente de EEUU, el republicano George Bush, en las presidenciales de noviembre. Hacia ese puesto se dirige imparablemente John Kerry, pues los sondeos le auguran dos nuevas victorias en las elecciones que se celebran hoy en los estados de Tennessee y Virginia.

"Nuestro partido está unido, no se atacan unos a otros", explicó ayer al diario The New York Times el presidente del comité nacional demócrata. "Ahora los demócratas están actuando de forma inteligente, reuniéndose en torno a un candidato que tiene posibilidades de ser elegido presidente, que tiene autoridad", añadió Art Torres, presidente del partido en California.

A comienzos de año algunos sectores demócratas temían que el partido se fracturase si el exgobernador de Vermont Howard Dean salía elegido candidato para enfrentarse a Bush en noviembre, como auguraban los sondeos iniciales, por ser demasiado liberal para la mayoría moderada de la nación.

EL VOTO REAL Sin embargo, las primarias demuestran que los demócratas confían más en un candidato de centroizquierda como Kerry, porque la prioridad no es tanto su programa electoral --que se perfilará en otoño--, sino si tiene posibilidades de desbancar a Bush de la Casa Blanca.

"Las victorias de Kerry no se basan en un único grupo de votantes, sino en que su apoyo es amplio y profundo", declaró ayer el prestigioso experto en sondeos John Zogby. "Ha demostrado que puede llevarse de calle a todo tipo de demócratas y a los independientes", subrayó.

El senador de Massachusetts tiene hoy otra ocasión de fortalecer su posición de favorito a la candidatura demócrata a la Casa Blanca y de demostrar que puede ganar en el sur, donde Bush goza de más apoyo, durante las primarias en las que hay 151 delegados en juego. Kerry no pierde oportunidad para acosar a Bush. El domingo arremetió sin piedad contra el presidente, en la ciudad de Nashville, acusándole de "contarle cuentos" al país para empujarlo a la guerra contra Irak.

Más duro se mostró el exvicepresidente Al Gore, quien denunció a Bush por "haber traicionado" a la nación y empleado el miedo al terrorismo como arma política, para justificar la necesidad de atacar a Irak. "Llevó al país a una aventura en el extranjero mal concebida, peligrosa para nuestras tropas, que había sido encargada y planeada antes del 11 de septiembre", acusó Gore, en Nashville.

Con ello, el exvicepresidente de Estados Unidos hacía campaña indirectamente por Kerry pues, aunque apoyó a Dean antes de las primarias, el pasado domingo recomendó a los demócratas que cierren filas en torno al candidato, sea quien sea, pues "cualquiera de los aspirantes es mejor que Bush".

OIDOS SORDOS El presidente hizo oídos sordos a estas denuncias y ayer se encaminó hacia el estado de Misuri para promocionar allí su gestión económica, uno de sus talones de Aquiles electorales. La situación de la economía nacional "es fuerte y se está reforzando", aseguró previamente el presidente Bush, al presentar al Congreso su informe económico anual, un volumen de 412 páginas, en el que pronostica con gran optimismo que se crearán 2,6 millones de empleos este año, casi tantos como los que se han destruido desde que llegó a la Casa Blanca, en enero de 2001.