El presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapakse, aseguró ayer que el Ejército de su país ha logrado "derrotar militarmente" a la guerrilla independentista de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LITTE), tras más de un cuarto de siglo de guerra civil que ha acabado con la vida de unas 70.000 personas. Las organizaciones humanitarias calificaron ayer de "catastrófica" la situación de la población que permanece atrapada en el fuego cruzado entre ambos bandos.

El anuncio del presidente de Sri Lanka --de visita a Jordania-- no fue confirmado ayer por ninguna fuente independiente, y persiste la confusión. En todo caso, la derrota final de la guerrilla se considera inminente. La vasta ofensiva del Ejército ha barrido a los rebeldes de la última parte de territorio que controlaban, un franja costera en el noreste de la isla, en torno a la ciudad de Puthukkudiyiruppu.

Rajapakse dijo que se disponía a regresar hoy a Sri Lanka "como líder de una nación que ya ha vencido al terrorismo". Los tamiles han sido confinados a un espacio de apenas 3,5 kilómetros cuadrados, junto al océano Indico. Ayer, el Ejército logró bloquear toda salida al mar, la única vía de escape que les quedaba a los rebeldes. El cerco era pues total. Fuentes de espionaje afirmaron que entre los guerrilleros que resisten está el líder del LITTE, Vellupillai Prabhakaran. "No tienen adónde ir", manifestó el ministro de Defensa, Gotabhaya Rajapakse (hermano del presidente), quien aseguró que los rebeldes "se preparan para cometer un suicidio masivo" con cápsulas de cianuro.

ACUSACIONES MUTUAS El avance de los militares, que han bombardeado la zona por aire y también con intenso fuego de artillería, no se ha detenido a pesar del llamamiento de alto el fuego de la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea. Según estimaciones de Naciones Unidas, unos 6.500 civiles han muerto en la zona en guerra desde finales del pasado enero a mediados de abril, y más de 25.000 han huido. Los tamiles acusan a los militares de masacrar a miles de civiles, mientras que el Ejército culpa a los rebeldes de utilizarlos como escudos humanos.

Unos 50.000 civiles permanecen todavía en el interior de la zona en guerra, sin comida, agua ni medicinas, según ha denunciado la Cruz Roja, que asegura que se avecina una "catástrofe humana inimaginable". "Es muy difícil distinguir sobre el terreno quién es un guerrillero y quién un civil", dijo ayer el portavoz de Naciones Unidas, Gordon Weiss.

La guerrilla tamil apareció en el año 1983 para exigir la creación de un estado independiente en el noreste de este país asiático, excolonia británica. Sri Lanka tiene una población de 20 millones de habitantes, de los que el 74% son cingaleses y el resto pertenecen a la etnia tamil.