Dados los ingredientes -una actriz porno, un presidente de Estados Unidos, noticias de una aventura sexual y de dinero pagado para silenciar el escándalo— la aparición el martes de Stormy Daniels en el programa nocturno del cómico Jimmy Kimmel, poco después de que Donald Trump ofreciera el discurso sobre el estado de la Unión, había generado enorme expectación. Ha sido el anticlimax.

Horas antes de ir al programa de Kimmel, Daniels (cuyo nombre no artístico es Stephanie Clifford ), emitió un comunicado negando la mayor. “No niego el affaire porque me pagaran dinero para callarme como se ha contado en tabloides de propiedad extranjera”, se lee. “Lo niego porque nunca sucedió”.

Los dardos en el mensaje son varios. Uno importante va contra ‘The Wall Street Journal’, el importante diario conservador propiedad de Rupert Murdoch que reveló el 12 de enero que Michael Cohen, abogado de Trump, habría pagado 130.000 dólares en la campaña en 2016 a Daniels para silenciar una supuesta relación sexual que Trump, entonces empresario, y la actriz mantuvieron en 2006, poco después de que Melania Trump hubiera dado a luz a su único hijo con Trump y quinto del ahora presidente, Barron.

Otro dardo destacable va contra sí misma. Aunque en el comunicado ella asegura que “lo cierto es que todas las partes en este supuesto affaire negaron su existencia en 2006, 2001, 2016, 2017 y ahora otra vez en 2018” en 2011 ella concedió una entrevista telefónica a la revista 'InTouch', que en su día no se llegó a publicar pero ha visto ahora la luz, en la que contó con detalles la aventura.

El comunicado acababa abruptamente con un “no haré más comentarios sobre el tema”, seguido por una recomendación de seguirla en instagram.

"Define verdad"

El paso ha dejado a Kimmel en una situación complicada pero el cómico ha logrado mantener abiertas las dudas sobre cuál es la verdad en todo el asunto. Ha mostrado, por ejemplo, varias firmas de Daniels en fotos y en otro comunicado y ha dejado en evidencia que no coinciden con la del texto remitido este martes. El presentador ha leído después a Daniels detalles sobre la aventura de la entrevista con 'In Touch0 y le ha preguntado si no eran verdad, a lo que la actriz ha contestado “define verdad”. Complicado estos días.

Kimmel se ha defendido también de quienes le han acusado de faltar al respeto al presidente al llevar a Daniels al programa recordando el debate en campaña con Hillary Clinton en el que Trump llevó a varias mujeres que acusaron al expresidente Bill Clinton de abuso sexual. Y le ha preguntado a Daniels por ello, ante lo que la actriz ha opinado: “Fue sucio. Y yo sé de sucio”.

Daniels también ha dicho que se siente “culpable” hacia su familia y su hija por las cosas que se están diciendo sobre ella en internet. Lo ha hecho cuando Kimmel le ha preguntado a la actriz si se sentía “culpable” por Melania Trump.

Reaparece la primera dama

Desde que salió a la luz el escándalo, pese a las negativas públicas sobre la aventura de las partes y de los abogados de la Casa Blanca, se han prodigado las informaciones sobre el enfado de la primera dama con su esposo. Decidió suspender su viaje a Davos y se marchó a Mar-a-Lago cuando él volvió de Suiza.

Este martes Melania Trump ha reaparecido para asistir al discurso sobre el estado de la Unión en el Congreso. Pero incluso en esa reaparición, y hasta en la ropa que ha elegido, muchos han leído señales de la tensión de la pareja. A diferencia de sus tres predecesoras (Laura Bush, Hillary Clinton y Michelle Obama) la primera dama ha ido por su cuenta a Capitol Hill y no con su esposo, un gesto que su oficina ha explicado argumentando que quería pasar más tiempo en un encuentro privado con sus invitados al discurso.

La antigua modelo ha escogido un traje color blanco-crema de Christian Dior (con blusa blanca de Dolce&Gabbana y zapatos de Louboutin). Y a muchos les ha recordado al gesto que realizaron el año pasado varias congresistas demócratas, que vistieron blanco en honor a las sufragistas cuando Trump se dirigió por primera vez a las dos cámaras del Congreso. Quizá, como sugerían otros, la primera dama eligió su ropa solo porque el blanco resaltaba el moreno que ha logrado estos días en Florida.