Aunque de forma velada, el Gobierno de Afganistán ha señalado a los servicios secretos de Pakistán como inductores del atentado suicida contra la Embajada de la India en Kabul, que ayer mató al menos a 41 personas en el ataque más sangriento en lo que va de año en la capital afgana. Unas acusaciones que Pakistán, que condenó el atentado, rehusó comentar.

El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, aseguró que "este abominable acto de terrorismo es obra de países que no desean una buena relación entre Afganistán y la India", ambos estados enfrentados a Pakistán. Su ministro del Interior fue más allá al decir que el ataque ha sido perpetrado por "terroristas en cooperación con servicios de inteligencia de la región".

Pakistán, a través del portavoz de Exteriores, Mohammad Sadiq, contestó que "no piensa comentar este tipo de insinuaciones". "Pakistán condena el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, ya que esta amenaza niega la esencia de los valores humanos", añadió el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mehmud Qureshi, en un comunicado oficial.

Cinco de los fallecidos trabajaban en la embajada, seis eran policías y el resto civiles, muchos mujeres y niños, que hacían cola para gestionar un visado. El suicida, a bordo del vehículo, hizo explotar la carga en la puerta principal del edificio, frente al Ministerio del Interior afgano. El personal de la embajada perdió la vida lo forman el agregado militar, R.D. Mehta, el consejero de asuntos políticos, Venkat Rao, dos hombres del equipo de seguridad y un empleado afgano.

CONDENA UNANIME El representante de Exteriores de la UE, Javier Solana, aseguró que estos atentados "claramente destinados a minar el proceso de estabilización y reconstrucción de Afganistán, no lograrán nada". A las condolencias de EEUU, se sumaron las de la UE, que recalcó lo "inaceptable de una acción dirigida contra la representación diplomática de un Estado".