Mientras la atención internacional se centraba en Estambul, Irak volvió a vivir ayer otra jornada plagada de violencia. En la ciudad septentrional de Kirkuk, un atentado suicida con coche bomba dirigido contra la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), el principal partido kurdo, causó cinco muertos, además del propio kamikaze, y 37 heridos, siete de gravedad.

La explosión se produjo hacia las 10.30 de la mañana. El coche cargado de explosivos se estrelló contra una barrera que protegía el acceso a la sede del UPK, el partido que lidera Jalal Talabani, quien actualmente ocupa la presidencia rotatoria del Consejo de Gobierno interino iraquí y que se encontraba de visita en Turquía. Muy cerca del mismo lugar están las oficinas del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), integrado asimismo en el Gobierno tutelado por EEUU.

Tres de las víctimas mortales son niños, ya que en las proximidades del lugar del atentado había una escuela. Según indicó el director del hospital de Kirkuk, Hashem Mohamed, entre los heridos se encuentran también varios escolares.

El responsable local del UPK, Jalal Jowher, acusó al grupo islamista Ansar al Islam, vinculado a la red terrorista Al Qaeda, de estar detrás del atentado, aunque no descartó la participación de la guerrilla.

El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, ha ordenado la movilización de 15.000 soldados de la reserva y la Guardia Nacional para su eventual incorporación a filas, según el diario The New York Times.

En la noche del miércoles, dos iraquís murieron al estallar otro coche bomba frente a la casa de Amer Abdel Jabar Alí Suleimán, jefe de una importante tribu suní, de Ramadi. En Bagdad, la Embajada de Jordania fue tiroteada en la mañana de ayer por unos desconocidos. A consecuencia de los disparos, murió un guarda de seguridad iraquí.

EXPLOSION EN LA ESCUELA En Kerbala, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, dos niños murieron y otros dos resultaron heridos a causa de una explosión registrada en una escuela. "Las víctimas tenían entre 11 y 12 años", indicó una fuente hospitalaria. La policía cree que uno de los niños halló el explosivo en la calle y lo metió en el colegio sin ser consciente del peligro.