La guerra terrorista ha vuelto a Moscú. Al menos 35 personas fallecieron y más de 180 resultaron heridas ayer a causa de un atentado suicida en el mayor aeropuerto moscovita, el de Domodédovo. Las autoridades rusas atribuyeron el ataque a los islamistas rebeldes del Cáucaso norte. Un kamikaze activó el artefacto explosivo que llevaba encima a las 16.32 horas (hora local) en la zona de llegadas internacionales del aeropuerto, según fuentes policiales rusas. El terrorista se había mezclado con el gentío que se dirigía hacia la salida para recoger su equipaje. La bomba, que tenía una potencia de entre 5 y 7 kilos de TNT, estaba armada con metralla para causar más daño.

Al principio se pensó que el material explosivo pudo haber llegado en una maleta, pero después, las cámaras de vídeo del aeropuerto mostraron que el kamikaze entró en la zona de llegadas desde fuera. Los agentes de los servicios especiales recuperaron lo que se cree que es la cabeza del suicida en la zona del a- tentado. "Hemos hallado la cabeza de un hombre de apariencia árabe, de entre 30 y 35 años, que posiblemente activó el artefacto explosivo", según una fuente, citada por la agencia Interfax.

EPICENTRO DE LLEGADAS El portavoz oficial del Comité de Instrucción de la fiscalía general rusa, Vladímir Markin, confirmó que el atentado fue obra de un suicida. "Ahora se está tratando de establecer su identidad y cómo llegó al aeropuerto", declaró Markin, quien confirmó que el ataque fue perpetrado "en el epicentro de la zona de llegadas internacionales". "Queremos esclarecer cómo pudo llevar el artefacto explosivo al aeropuerto y cómo actuaron los agentes de los servicios de seguridad", indicó Markin.

La policía está buscando a otros tres hombres en relación con el atentado. "Las cámaras de vídeo grabaron imágenes de tres hombres sospechosos que entraron en Domodédovo a través de una puerta que no tiene detectores de metales. La policía les habría pedido que se detuvieran para comprobar su identidad y después se habría producido la explosión", indicó una fuente de la investigación.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, ordenó ayer reforzar las medidas de seguridad en las terminales de los medios de transporte y canceló su visita al Foro Económico de Davos (Suiza), anunció el Kremlin. "Los organizadores serán perseguidos y castigados", dijo Medvédev, que transmitió su solidaridad a los familiares de las víctimas mortales del atentado.

El presidente ruso confirmó que se trata de un "ataque terrorista" y prometió llevar a cabo una detallada investigación para ver posibles fallos de los servicios de seguridad. "Tras acontecimientos similares previos, aprobamos la legislación adecuada y tenemos que comprobar cómo ha sido aplicada. Obviamente lo sucedido pone de manifiesto que ha habido fallos", dijo.

MAYOR TRAFICO Domodédovo, en el que operan 76 compañías aéreas, incluida la española Iberia, es el aeropuerto moscovita por el que pasa la mayor cantidad de pasajeros. Poco antes del atentado habían aterrizado aviones procedentes de El Cairo, Tokio, Dusseldorf y Londres. Según fuentes policiales, un británico murió y resultaron heridos otros extranjeros (un francés, un italiano y un eslovaco).

En marzo pasado, atentados suicidas en dos estaciones de metro de Moscú atribuidos a los rebeldes islamistas que luchan contra las tropas rusas en las repúblicas rusas del Cáucaso Norte (Chechenia, Ingusetia o Daguestán) causaron la muerte a 40 personas. Moscú combate a insurgentes musulmanes en el Cáucaso, donde ya hubo dos guerras contra independentistas chechenos.

Así, la pista chechena se presenta como la principal para la investigación. Los atentados del metro se cometieron por orden de Dokú Umárov, jefe de los terroristas chechenos, "como parte de una gran operación contra instalaciones estratégicas rusas". Los terroristas advirtieron el año pasado que los ataques "continuarán mientras los ocupantes rusos en Chechenia no cesen su política de exterminio de civiles por el mero hecho de ser musulmanes". Las fuerzas de seguridad rusas han informado en varias ocasiones de la posible muerte de Umárov, durante operaciones antiterroristas en el Cáucaso Norte. Sin embargo, este siempre ha conseguido escapar.

Mientras, Occidente mostró su solidaridad con Rusia. El presidente de EEUU, Barack Obama, condenó "firmemente" el ataque perpetrado en Domodédovo y mostró su apoyo al pueblo ruso a través del portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.