La explosión fue muy potente; después los supervivientes tuvieron que transportar en coches a los heridos y los cadáveres". Sin derramar una lágrima, pero con la indignación y la consternación propia de alguien que acaba de ver morir a cinco de sus familiares, Ashraf Jan, trabajador de la fábrica de azúcar de la localidad de Pul-i-Khumri, relató por teléfono a este diario los pormenores del más sangriento atentado sucedido en Afganistán tras la caída del régimen talibán, hace seis años.

La gravedad del ataque de ayer en Pul-i-Khumri --capital de la provincia de Baghlan, a 150 kilómetros de Kabul-- en el que murieron al menos 50 personas, empujó al Parlamento, reunido de urgencia, a declarar tres días de duelo oficial e instar al Ejecutivo de Hamid Karzai a adoptar "medidas urgentes" para garantizar la seguridad ciudadana.

Durante la jornada, las cifras de muertos y heridos por la deflagración fueron bailando. Mientras el Gobierno afgano daba cifras a la baja, testimonios y fuentes locales la elevaban a al menos 80 fallecidos, entre ellos niños y parlamentarios. A medida que avanzaron las horas quedó claro que las víctimas mortales superarían las 50.

QUEJA UNANIME EN BAGHLAN "El Gobierno no puede darnos seguridad", se lamentaba anoche Ashraf Jan, reproduciendo una queja de muchos lugareños.

Horas antes, Ashraf Jan había acudido, con su familia, a las inmediaciones de la fábrica de azúcar, en la ciudad nueva, a recibir a la delegación parlamentaria llegada desde Kabul. Eran las cuatro de la tarde (tres horas y media menos en España) y la comitiva, presidida por el exministro de Comercio y portavoz de la oposición parlamentaria a Karzai, Mostafá Kazemi --que también murió--, se acercaba a la factoría. Los diputados se habían reunido antes con los ancianos del lugar para discutir problemas económicos de la provincia y se disponían a visitar el centro.

Una muchedumbre, incluyendo a numerosos escolares, había formado frente al edificio, lo que explica el elevado número de niños fallecidos en el atentado.

"El terrorista suicida detonó su carga cuando los delegados salían de sus coches", explicó el gobernador local, Rahmán Liwas. "Este atentado ha sido ideado por los enemigos de Afganistán", expresión de los medios gubernamentales afganos para designar a los talibanes. Entre los fallecidos había, además de Kazemi, otros cuatro diputados.

RESPONSABILIDAD Pero esta vez la insurgencia talibán no quiso atribuirse el golpe. En llamadas a los medios de comunicación, los portavoces talibanes culparon a los enemigos de Kazemi en la asamblea, aunque los métodos usados en Pul-i-Khumri son parecidos a otros ataques de los insurgentes. Iznaray Basharif, portavoz del Ministerio del Interior, dijo que la investigación seguía su curso.