Los suizos dieron ayer un tímido a la Europa sin fronteras de Schengen, desmarcándose de la epidemia euroescéptica de los referendos en Francia y Holanda. El 54,6% de los suizos se declararon favorables, entre otras cosas, a la libre circulación de personas entre su país y otros 15 estados, 13 de ellos de la Unión Europea (UE). Asimismo, la mayoría de ciudadanos de la Confederación Helvética (58%) dieron su aprobación al otorgamiento de un estatuto jurídico a las uniones entre homosexuales.

La participación de Suiza en los convenios europeos de Schengen, referidos a la colaboración con la justicia, policía y emisión de visados, y de Dublín, sobre procedimientos comunes para el asilo, forman parte del conjunto de acuerdos bilaterales alcanzados entre Berna y Bruselas en el 2004.

Los ciudadanos suizos, en cambio, mantienen todavía una gran reticencia a la incorporación a la Unión Europea, a pesar de estar rodeados por países miembros de la Unión (Alemania, Francia, Italia y Austria).

Para el Gobierno de Berna, precisamente, el a Schengen tiene la ventaja de posponer la discusión sobre la adhesión a la UE, en provecho de la opción bilateral con la Unión.

FANTASMAS DEL MIEDO En cambio, la ahora perdedora, la populista Unión Democrática del Centro --que constituye el primer partido del país-- agitó los fantasmas del miedo a la inseguridad y a la pérdida de empleo, así como el abandono de la soberanía suiza para alentar la posición contraria a Schengen.

La participación de ayer se acercó al 56%, un porcentaje superior a la media registrada a lo largo de los últimos años en los referendos, que constituyen uno de los pilares del sistema político de Suiza. Los cantones francófonos se inclinaron por los acuerdos de Schengen, mientras que el italiano del Ticino lo rechazó y sólo una minoría de los de habla alemana los aceptaron. Zúrich, Ginebra y Berna, la capital, bendijeron este acercamiento a Europa.

SIN DESIGUALDADES El Gobierno y el Parlamento habían hecho campaña a favor del vínculo jurídico entre homosexuales --aprobado ayer-- por considerar que la nueva normativa contribuiría a eliminar desigualdades y prejuicios. La ley, denominada pacto civil de solidaridad, mantiene restricciones específicas para la adopción o la procreación asistida. Estas parejas disfrutarán de los mismos deberes y derechos, particularmente en el ámbito penal, fiscal, médico y de seguridad social, que los matrimonios heterosexuales.