El primer ministro de Tailandia, Samak Sunsaravej, dejó bien claro ayer que no piensa dimitir, a pesar de la ola de protestas que lidera el principal partido de la oposición. "Llegué a este puesto bajo un mandato legal. Solo me iré si lo establece la ley y no por simples amenazas o presiones". La crisis, sin embargo, le está pasando factura. No solo está perdiendo la confianza y el apoyo de sus socios en el Gobierno de coalición sino también en la cúpula militar.

El diario The Bangkok Post dijo ayer que el jefe del Ejército tailandés, el general Anupong Paochinda, sugirió al primer ministro que dimita o que disuelva el Parlamento para convocar nuevas elecciones. Paochinda se negó a decretar el estado de excepción.