Irán juega sus cartas para hacerse respetar como potencia en una región volátil y como aliado necesario de Occidente para mantener un Irak shií tranquilo. Una vez más pretende sacar partido de la voluntariosa Unión Europea, a la que intenta colar una política de hechos consumados. Es decir, dar un paso más en su ambición nuclear y, luego, volver a negociar. Irán sabe que Bush sucumbe en Irak y que permite a la India e Israel tener el arma atómica y no firmar el Tratado de No Proliferación. Además puede contar con China y Rusia --con las que estrecha lazos-- si la cosa se pone fea en la ONU.

*Periodista.