El general Borisov, segundo comandante en jefe de los paracaidistas rusos, llegó el martes y prometió a los periodistas que, a partir del miércoles, la policía georgiana retomaría el control de la ciudad. Durante tres días las tropas rusas bloquearon el acceso y cortaron en dos el eje principal del país. Pero ayer, en vez del orden prometido, el mismo puesto de control se vio reforzado con varios carros de combate.

Ante los soldados rusos, hombres exaltados amenazaron con disparar sobre la multitud de policías georgianos y periodistas. Una periodista georgiana resultó herida cuando transmitía en directo una crónica para su televisión. Los policías dijeron que eran osetios armados llegados a la región para vengarse del asalto a Tsjinvali. Mientras, los tanquistas rusos, tan tranquilos, a las preguntas de "si Georgia existe o no", respondían con sorna: "Me la suda".