El espíritu de la revuelta de los paraguas sobrevuela Hong Kong después de que Pekín haya impedido a dos legisladores independentistas tomar posesión del cargo en el Parlamento regional. La intervención más rotunda del Partido Comunista de China en la política de la isla desde que regresara a la madre patria no apaciguará los ánimos de una juventud cada día más hostil a Pekín. La decisión incrementa las dudas sobre la vigencia de la fórmula “un país, dos sistemas” y de la independencia judicial de la isla.

La Asamblea Nacional Popular (ANP, el Parlamento chino) ha aclarado esta mañana que los juramentos que incumplen los requisitos formales son descalificantes. Esa interpretación sobre la Ley Básica que rige las relaciones entre Pekín y Hong Kong alude aYau Wai-ching, de 25 años, y Baggio Leung, de 30, los dos miembros del partido radical Youngspiration elegidos en septiembre. Su juramento del cargo, efectivamente, rompió la casuística. Ignoraron la mención al respeto de la soberanía china, portaron pancartas independentistas, prometieron defender la “nación hongkonesa”, cruzaron los dedos y se refirieron a China con una expresión japonesa infamante. Lo último desborda la gamberrada y es decididamente grave en un país que sufrió los horrores del imperialismo japonés. Era previsible que Pekín no tragaría con tales provocaciones en uno de sus parlamentos.

CRECIENTES INTERFERENCIAS

Li Fei, vicesecretario general del Comité Permanente de la ANP, ha tildado a ambos de “traidores” y recordado a las enfermeras violadas y los cadáveres lanzados en masa en la bahía de Hong Kong. “Espero que el pueblo de Hong Kong no olvide las atrocidades japonesas en la Segunda Guerra Mundial”, ha añadido. También ha defendido el derecho de la ANP a interpretar la Ley Básica, lo que había sido presentado por los sectores independentistas como el epítome de las crecientes interferencias de Pekín en la isla.

El parlamento hongkonés permanece desactivado desde aquel juramento. Todos los intentos de los dos miembros por reformularlo sólo han causado tumultos y su validez está siendo discutida en los tribunales locales. La decisión de hoy del Parlamento chino sugiere recortar en la práctica el derecho de Hong Kong a gestionarsus problemas internos.

Pekín y Hong Kong se relacionan desde la retirada británica por el principio de “un país, dos sistemas” sentado por Deng Xiaoping, el arquitecto de la China moderna. Ese modelo permite a la excoloniaconservar su modelo capitalista, independencia judicial y muchos derechos ignorados en el resto del territorio. La fórmula funcionó durante los primeros años pero se ha deteriorado sin remedio en los últimos. Muchos hongkoneses intuyen que Pekín se entromete cada día más en sus asuntos. Son inquietantes las detenciones de libreros en territorio hongkonés que publicaban materiales críticos hacia los líderes del partido o la venta a un magnate chino del 'South China Morning Post', el principal diario regional y tradicional defensor de los derechos humanos. También ha influido el final de la bonanza económica en la isla, apuntalada durante décadas por sus vínculos con el interior. Los hongkoneses ven ahora como una invasión la llegada del resto de chinos y los culpan dela burbuja inmobiliaria o de desbordar los servicios médicos.

SITUACIÓN DELICADA

Ese conglomerado de razones políticas, económicas y sociales germinó en la revuelta de los paraguas dos años atrás. Miles de jóvenes ocuparon durante meses las principales vías de la ciudad y colocaron a Pekín en una situación delicada. El simple paso del tiempo extinguió el movimiento en las calles, pero algunos de sus líderes fueron elegidos en las pasadas elecciones.

El bloqueo a los dos miembros independentistas amenaza con devolver los conflictos en Hong Kong. Anoche, cuando ya se intuía la decisión de Pekín, se produjeron violentos enfrentamientos en las calles saldados con dos agentes heridos y cuatro detenidos. Los sectores más críticos con Pekín ya han anunciado nuevas acciones.