En un nuevo episodio de la eterna pugna que mantienen el establishment laico de Turquía y el actual Gobierno de Ankara, surgido del Partido de la Justicia y el Desarrollo (islamista moderado), el Parlamento aprobó en la madrugada de ayer una reforma constitucional que, según sus detractores, concede más capacidad de maniobra al Ejecutivo ante eventuales ataques desde el campo laico. El actual Gabinete considera necesario enmendar la Carta Magna, escrita tras un golpe de Estado en 1980, con el fin de adecuarla a los estándares exigidos por Bruselas para poder materializar la adhesión de Turquía a los Veintisiete.

Las reformas pretenden revisar el estatus del estamento judicial, hostil hacia los islamistas moderados, y hacer al Ejército, otra institución que mira con desconfianza a los islamistas, más responsable ante los tribunales civiles.