Zimbabue vive horas de tensión y confusión ante un golpe de Estado que el Ejército del país niega pese a que las informaciones que llegan del país hablan de la detención del presidente del país, Robert Mugabe, y de la ocupación por parte de tropas del Ejército de edificios gubernamentales de Harare y de la televisión pública ZBC.

Efectivos del Ejército bloquean el acceso a edificios gubernamentales de la capital, Harare, como el Munhumutapa, que alberga la oficina del presidente Mugabe, el Parlamento o el Tribunal Supremo, aseguró la cadena de televisión sudafricana News24. Asimismo, las informaciones apuntan a una fuerte presencia militar en la carretera que lleva a la residencia rural de Mugabe, en el distrito de Zvimba (al este de Harare).

El canal se ha hecho eco también de vídeos que muestran cómo soldados están controlando el acceso al aeropuerto internacional de la capital, renombrado recientemente como Robert Mugabe, en el que los vuelos seguirían operando con relativa normalidad.

El Ejército zimbabuo parece haber tomado control también de los medios de comunicación públicos del país, ya que un portavoz militar leyó anoche un comunicado en directo en el que descartó una "toma militar" del Gobierno y aseguró que Mugabe y su familia están "a salvo". El partido gobernante apunta que Mugabe ha sido detenido en una "transición sangrienta".

Esta mañana ese mismo comunicado se emitía cada 20 minutos en las emisoras de radio nacionales, que también reproducen canciones datadas de la guerra de independencia, aseguró News24.

Aparente normalidad en la calle

Sin embargo, pese a que la tensión en el país crece y se extienden los rumores sobre un posible golpe de Estado contra Mugabe, de 93 años y en el poder desde 1980, los negocios funcionan como siempre, aunque el volumen de tráfico "es mínimo", según el relato del que se hace eco este medio.

La incertidumbre comenzó a aumentar en la tarde del martes, después de que varios tanques fueran vistos en dirección a Harare, solo un día después de que el jefe de las fuerzas armadas, Constantine Chiwenga, advirtiera de que se tomarían "medidas correctivas", si continúa la purga de veteranos en el partido de Mugabe.

El ZANU-PF respondió afirmando que las palabras de Chiwenga sugerían una "conducta de traición" destinada a "incitar a la insurrección y al desafío violento del orden constitucional".

En el contexto de fondo de este cruce de acusaciones se encuentra la destitución, la semana pasada, del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, que sonaba como sucesor de Mugabe, al igual que la primera dama Grace Mugabe, a la que los expertos apuntan como directora de las purgas para allanar su camino hacia el poder. Mnangagwa huyó a Sudáfrica y, en un comunicado, sostuvo: "Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país".