Ha sido una masacre sin precedentes. Las autoridades rusas informaron ayer de que 156 de las al menos 330 víctimas mortales del drama de los rehenes en la ciudad de Beslán en Osetia del Norte (Cáucaso ruso) son niños. Este trágico balance podría crecer en los próximos días, ya que según los datos oficiales, más de 250 personas, la mayoría menores de edad, figuran en la lista de desaparecidos.

Según testigos presenciales, la matanza de los niños fue premeditada. Los terroristas les disparaban por la espalda cuando éstos intentaron escapar, desnudos y horrorizados, durante la improvisada y torpe operación de rescate. A los pequeños que se quedaron atrapados en el gimnasio, minado con kilos de trilita, les sepultaron a sangre fría bajo los escombros del tejado.

DENTRO DEL RECINTO En declaraciones desde Beslán, el vicefiscal general ruso, Serguei Fridinski, precisó que los cuerpos de las 330 víctimas han sido recuperados dentro del recinto escolar, donde una treintena de terroristas retuvo desde el miércoles durante casi tres días a cerca de 1.200 personas.

El Ministerio de Sanidad de Osetia del Norte dio más tarde la cifra de 460 fallecidos y añadió que muchos de los rehenes, entre ellos 92 niños, permanecen en estado grave. Según datos oficiales, en los hospitales de Osetia recibieron asistencia médica más de 700 heridos, incluidos 283 niños. La deshidratación que sufrieron los menores, a los que se negó incluso el agua durante el cautiverio, es fatal para recuperarse en el post-operatorio.

"El número de muertos probablemente aumentará, pues todavía se llevan a cabo labores de desescombro", dijo Fridinski.

El presidente ruso, Vladimir Putin, quien se desplazó ayer por la madrugada a Beslán, pocas horas después de que terminaran los combates entre las fuerzas de seguridad y los terroristas, afirmó que los niños desde el principio fueron carne de cañón para los asaltantes. En una reunión con dirigentes políticos y militares de Osetia del Norte, Putin destacó que "este atentado, comparado con otros ataques en el pasado, ocupa un lugar especial, porque tenía como blanco a niños".

Ayer tarde, en un mensaje a la nación televisado, el presidente ruso declaró que la toma de rehenes ha sido una intervención del "terror internacional" contra Rusia y que el Kremlin no cederá al chantaje. Putin, quien declaró días de duelo nacional el lunes y el martes, admitió que las autoridades de Rusia no valoraron debidamente en su momento la "complejidad y peligro" que conllevan los procesos que se desarrollan en el país y el mundo.

DESPROTECCION "Nuestro país, que antes tenía el más potente sistema de defensa de sus fronteras, de golpe quedó desprotegido", dijo en alusión a la desintegración de la URSS. Según Putin, la debilidad de Rusia animó a sus enemigos: "Hemos sido débiles y los débiles pierden".

"Unos buscan arrebatarnos un pedazo apetitoso y otros les ayudan, pues suponen que Rusia, como una de las mayores potencias nucleares, sigue siendo una amenaza para ellos y, por tanto, hay que eliminarla", dijo.

El líder del Kremlin recalcó que el ataque en Beslán "no ha sido un reto al presidente, al Parlamento, o al Gobierno, ha sido un desafío a toda Rusia".

"Los terroristas consideran que son más fuertes que nosotros, que lograrán amedrentarnos con su crueldad y corromper nuestra sociedad", añadió. "Estoy convencido de que no tenemos opción --continuó Putin--. Si permitimos que nos chantajeen y nos dejamos llevar por el pánico, dejaremos a millones de personas sumidas en un sinfín de conflictos sangrientos".

La crisis de Beslán estalló a las 13.08 (hora local) del viernes, cuando los terroristas abrieron fuego contra los rehenes tras la explosión accidental de uno de los artefactos colocados en el edificio del colegio. Los servicios especiales rusos admitieron ayer que estaban planteando una operación de rescate, pero no estaban preparados para actuar en el momento en que se produjo la explosión.

CIERRE DE FRONTERAS Los cuerpos de seguridad informaron de que habían aniquilado a 26 terroristas y detenido a otros tres, pero el único dato que dieron de sus propias bajas es de 18 heridos. El Kremlin ha ordenado cerrar las fronteras administrativas de Osetia del Norte.