El colombiano Alex Cifuentes, testigo de la Fiscalía en el juicio contra Joaquín "el Chapo" Guzmán Loera en Nueva York, afirmó que su entonces jefe ordenó el asesinato de al menos dos personas, aunque ninguno de ellos fue ejecutado, cambiando la imagen que se tiene del capo mexicano de ser un hombre violento.

Entre las personas a las que "el Chapo" quería matar, apuntó Cifuentes, se encontraba Christian Rodríguez, el ingeniero de comunicaciones del capo y de quien descubrió que cooperaba con el Gobierno de los EEUU.

El testigo preso en suelo estadounidense donde fue extraditado tras su arresto en 2013, indicó que descubrieron que Rodríguez y por orden del Chapo, instaló un moderno sistema de comunicaciones que grababa numerosas conversaciones, fue el responsable de la captura de su hermano Jorge Cifuentes, que proveía droga al Chapo desde Colombia.

NUNCA CONSUMARON LOS ASESINATOS

"El acusado le dijo a usted que matara a Christian?", preguntó la fiscal, que obtuvo un "sí" como respuesta de Cifuentes, que explicó que no pudieron llevar a cabo el asesinato porque no tuvieron éxito localizando al experto en comunicaciones, ya que no sabían su apellido y tampoco consiguieron encontrarlo en Google ni Facebook.

Dijo también que el Chapo estaba dispuesto a pagar 50.000 dólares por el asesinato de Juan Bonito, esposo de la sobrina de Cifuentes, porque sospechaba que también cooperaba con el Gobierno de los Estados Unidos que le había robado dinero.

DROGAS DE VENEZUELA A CANADÁ

Asimismo, a preguntas de la fiscalía, Cifuentes detalló cómo buscaron rutas alternas para llevar la droga a México desde Venezuela. "Joaquín necesitaba una pista de aterrizaje en la República Dominicana para poder hacer de trampolín para llegar a México desde Venezuela", dijo, tras lo cual se escuchó una conversación entre Guzmán Loera y Antonio, su contacto en la República Dominicana.

Antonio y otro dominicano que identificó como "La serie" vendían droga para "el Chapo" en Nueva York, tras haberlos conocido en la sierra a finales del 2007, donde habló con ellos, en reuniones por separado, sobre cuánta droga podían vender en la semana, el precio por kilo de la heroína blanca y de la coca.

Detalló que Guzmán Loera comenzó a traficar heroína, cocaína y metanfetaminas a Canadá en 2008, que al principio "no era constante", sólo cada 8 o 15 días, que previamente pasaba por Los Ángeles y Phoenix, antes de su destino final, negocio que según el testigo le produjo "decenas de millones de dólares".