No habrá otra Revolución naranja como la del 2005 en Ucrania. La primera ministra, Yulia Timoshenko, abandonó ayer sus intentos para que los tribunales anulen los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 7 de febrero en las que triunfó su rival y candidato prorruso, Viktor Yanukóvich.

Timoshenko retiró el recurso presentado al Tribunal Administrativo Supremo (TAS) ucraniano en el que exigía anular los resultados y celebrar una nueva votación, pero reiteró que nunca reconocerá la victoria de Yanukóvich porque "fue conseguida de manera fraudulenta". "No vemos sentido a que continúe el estudio de la demanda y, en vista del examen formal por el tribunal de las pruebas que hemos presentado, retiramos el recurso", dijo la primera ministra.

Según los resultados oficiales anunciados por la Junta Electoral Central (JEC) el pasado 14 de febrero, Yanukóvich obtuvo en la segunda vuelta el 48,95% de los votos, un 3,48% más que Timoshenko, que sumó el 45,47%. Sin esperar a esos resultados finales, Timoshenko había anunciado que conseguiría su anulación por presunto fraude.

Sin embargo, el visto bueno dado por Occidente a los datos electorales supuso un jarro de agua fría para la primera ministra, conocida por su apoyo a la integración de Ucrania a la UE.

Tras conocer el fallo del TAS, el presidente saliente, Viktor Yúschenko, felicitó a Yanukó- vich por su "elección legítima" como nuevo jefe del Estado.