El pueblo italiano entero, desde el presidente de la República hasta los partidos de la oposición progresista, pasando por el Gobierno conservador, exigió ayer explicaciones a Washington por el tiroteo del viernes en Bagdad, que dio muerte a un agente del contraespionaje italiano y dejó herida a la recién liberada periodista Giuliana Sgrena y a otros dos agentes, uno de los cuales está en gravísimo estado.

"Esperamos ahora que este asunto, doloroso y trágico, sea esclarecido por Estados Unidos", dijo el jefe del Estado, Carlo Azeglio Ciampi. Pier Scolari, compañero de la informadora rescatada, afirmó que "se trató de una emboscada, porque Giuliana tenía informaciones" que EEUU no quería que se difundiesen.

Scolari se refería a la reconstrucción del sangriento asalto norteamericano a Faluya, que la enviada del diario comunista Il Manifesto estaba investigando cuando fue secuestrada hace un mes. El ministro de Justicia, Roberto Castelli, envió ayer una rogatoria a las autoridades de EEUU para conocer la identidad de los militares que dispararon.

INTERROGATORIO El fiscal de Roma, Franco Ionta, interrogó ayer a la periodista, quien había sido ingresada en un hospital militar tras llegar a la base de Ciampino. Sgrena, que aparecía bastante serena, fue bajada del avión por unos enfermeros. Tenía la cara tumefacta y una mano fajada con vendas. En Bagdad fue operada para extraerle metralla de uno de sus pulmones, y en Roma será sometida a otra operación de la clavícula, que está fracturada.

En su declaración, la reportera aseguró que los tiros de una tanqueta estadounidense fueron injustificados, porque su vehículo iba lentamente --a unos 40 kilómetros por hora-- y ya había superado todos los controles de seguridad norteamericanos. La versión inicial de EEUU es que el coche se aproximó a toda velocidad a un control.

El tiroteo se produjo a sólo 700 metros del aeropuerto de Bagdad y "los norteamericanos habían sido avisados sobre el paso del automóvil", según relató Scolari sobre las declaraciones de Sgrena. En aquellos minutos, el director de Il Manifesto y Scolari estaban en el palacio de Presidencia, donde el subsecretario del Gobierno hablaba por teléfono con Nicola Calipari, el jefe de la misión, que viajaba con Sgrena, dos agentes y el chófer.

Al salir de la última curva, unas luces enfocaron el vehículo y acto seguido numerosos disparos impactaron en el coche. "Mientras yo estaba hablando con Nicola, llegó una lluvia de fuego, él se plegó sobre mí para defenderme y se desplomó", dijo la periodista. Los teléfonos seguían comunicados con Roma, por lo que el primer ministro, Silvio Berlusconi, siguió el tiroteo en directo. "Fue terrible, porque estaba convencida de que el peligro había terminado --dijo Sgrena--. Los disparos siguieron, sin que el chófer lograse explicar que éramos italianos".

Gabriele Polo, director de Il Manifesto , tras hablar con su redactora, declaró: "No creo que fuera un error de comunicación, sino un verdadero asesinato. ¿Cómo entender, si no, que esos locos siguiesen disparando contra personas indefensas?" Los soldados de EEUU dispararon unos 300 o 400 tiros.

MEDALLA AL VALOR Nicola Calipari, que salvó a la periodista con su vida, ha recibido la medalla al valor a título póstumo. Enzo Bianco, presidente del comité parlamentario sobre servicios secretos, advirtió ayer de que "lo que ha sucedido debe ser absolutamente esclarecido, porque las explicaciones de EEUU parecen poco creíbles". Berlusconi explicará los hechos el miércoles ante el Senado, igual que hará el martes ante el Congreso el ministro de Exteriores, Gianfranco Fini.