"Se elegirá al menos esperado", dijo Mercedes Trinidad frente a unas hojas de coca. El doctor Ku, avezado en la lectura del oráculo cantonés, apenas se atrevió a predecir que el próximo presidente será hombre. Para la tarotista Sarahí existe una figura providencial pero "el pueblo no lo ve pues lo distrae el escándalo". Tan inciertos son las presidenciales de hoy que ni siquiera la cofradía de adivinos se atrevió a dar los nombres de los que pasarán a la segunda vuelta.

Hasta hace pocas horas, Ollanta Humala, candidato de Unión por el Perú (UPP, nacionalista) era el único que tenía asegurado su lugar en la segunda vuelta, mientras que Lourdes Flores, de Unión Nacional (UN, centroderecha), y el socialdemócrata Alan García, del Partido Aprista Peruano (Apra), peleaban por acompañarlo. Pero dos encuestas de último momento vinieron a enturbiar las predicciones. Los analistas hablaron de un virtual triple empate. Todo puede suceder.

Dudosos y confusos

Buena parte de los 14,6 millones de personas en condiciones de votar no sabían por quién lo harían. "Los indecisos están más indecisos y los confundidos también", observó Fernando Tuesta, del Instituto de la Opinión Pública. Y esa enorme franja puede inclinar la balanza a uno u otro lado. "Es tan estrecho el margen que separa a los tres candidatos con más posibilidades que cualquiera puede quedar fuera", dijo Manuel Saavedra, de la consultora CPI.

Frente a la Bill Gates, una librería de textos antiguos y usados de la avenida Wilson, en el centro limeño, un grupo debatía sobre la realidad. Uno, que vendía a los turistas carabelas españolas, expresaba su simpatía por Flores. "Es seria y habla bien", dijo. A su lado, un empleado estatal se inclinaba por el expresidente García (1985-90) sólo por el hecho de que en su último discurso una paloma se le posó en la cabeza y ésa, dijo, debía ser "una buena señal del cielo". "¿No te acuerdas de la hiperinflación y el terrorismo?", le espetó una mujer. Ella primero se manifestó a favor de Marta Chávez, la representante del fujimorismo, pero luego dijo preferir a Humala. La volatilidad de las opiniones de unos y otros llegó a tal grado que al rato ya no se sabía quién votaba a quién. La confusión no era patrimonio de los visitantes de la librería Bill Gates.

Con este desconcertante panorama, la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió a las cadenas de televisión cautela al momento de presentar hoy por la tarde las encuestas a pie de urna. Lo mejor, dijo, es esperar los resultados oficiales y que nadie cante victoria sin tenerla asegurada. Hay temor de que Humala, en caso de perder, denuncie fraude y sus seguidores salgan a la calle.

Durante el Gobierno de Alejandro Toledo, el país creció a un ritmo anual del 5%. Pero esa mejora macroeconómica no ha llegado a los postergados de siempre. Más del 55% de los peruanos son pobres y, como en cada lustro, los candidatos fueron a buscar su apoyo. Flores, la "favorita" del empresariado y los medios, les garantizó que la bonanza ya no les será ajena. García les prometió derechos laborales y rebajas en las tarifas de los servicios públicos. Humala les dijo que ganará en primera vuelta y que, con él, llega a Perú una nueva era de redención. El semanario Caretas le llamó un "Hugo Chávez sin petróleo" cuyas alusiones nacionalistas "se escuchan estridentes en las plazas pero suenan a bolero cuando las explican sus voceros en privado". El mundo de los negocios le considera impredecible. En un duelo entre Humala y García no dudaría en optar por el segundo, pese al mal recuerdo de su Gobierno.

En campaña

Para ganarse a los indecisos, los candidatos bailaron reggaeton y música criolla, corrieron maratones y se mostraron bromistas y amigables. En el teatro electoral se asomó también Keiko Fujimori, la hija del expresidente, quien se presenta como candidata a la legislatura del partido armado a imagen de su padre.

Al lado de un gran oso panda de peluche y junto a su novio --practicante de surf--, Keiko anunció el retorno de Alberto Fujimori. Pero como está preso en Chile, en su lugar vino su nueva novia, Satomi Kataoka, empresaria hotelera que no sabe una palabra de castellano y que el diario La República vincula con la yakuza, la mafia nipona.

Hay 18 competidores en esta carrera, pero sólo tres tienen posibilidades. Como si los cubriera la niebla, el rostro de los dos finalistas no se ve con claridad. Y eso inquieta a más de uno.