Israel controla todas las fronteras de Gaza, excepto una: la frontera invisible, oficiosa e ilegal que comunica Rafá, en el sur de la franja, con el Sinaí egipcio a través de una red de túneles subterráneos que administran las mafias del contrabando. Durante muchos años, este ha sido un negocio boyante. Por aquí entraban armas, material para fabricar explosivos, drogas o tabaco; y salían personas, desde militantes buscados por Israel a civiles sin pasaporte.

Pero los tiempos están cambiando. El precio de las armas se ha desplomado desde que Hamás controla el poder en solitario. Y Egipto parece haber tomado en serio la misión de tapar los túneles ante las amenazas israelís de reocupar el corredor Filadelfia, la línea fronteriza entre Gaza y el país de las pirámides.

A Abú Mohamed, propietario de seis túneles, la nueva situación le está costando mucho dinero. "Antes todo se vendía. Ahora solo el tabaco y las medicinas son rentables siempre que se traigan en grandes cantidades", cuenta este empresario .

El verdadero negocio, el tráfico de armas y drogas, se hundió tras la victoria militar de Hamás sobre Al Fatá hace tres meses. La prueba está en el precio de los kalashnikov. De cotizarse en el mercado negro a 1.300 dólares (924 euros) hoy se compran por 700 (498 euros). "La gente está vendiendo las armas porque teme que se las confisque el Gobierno de Hamás", añade Abú Mohamed. A él la policía islamista le arrebató 40 fusiles y le sustrajo toda la información sobre la red de túneles, un negocio que inauguró su padre en los 80.

Actualmente, solo una veintena siguen operativos, pero el tráfico es escaso porque Hamás ejerce un control escrupuloso. "Cuando gobernaba Al Fatá, les pagábamos a sus coroneles y cerraban los ojos. Hamás, en cambio, limita al máximo la actividad". Una versión que ayer contradijo el Ejército israelí.

Pero el argumento de Abú Mohamed parece lógico. Al controlar Gaza, los islamistas se apoderaron de las armas estadounidenses y árabes entregadas a la Autoridad Nacional Palestina. Desde entonces a Hamás le sobran los fusiles y los lanzagranadas, el nitrato y el TNT para fabricar explosivos.

PASADIZOS VITALES No obstante, los túneles son vitales para la supervivencia de Hamás. Según la ANP, se han convertido en la principal vía de entrada del dinero en efectivo que nutre a la organización tras el cierre total de las fronteras y la intimidación estadounidense a los bancos que transferían fondos a los islamistas. No es de extrañar, por tanto, que estas madrigueras del contrabando sean objetivo de las operaciones israelís en Gaza. Pero su desactivación es una misión compleja. Los pasadizos, de un metro cuadrado de diámetro, discurren a 12 metros de profundidad y tienen una longitud de 1,3 kilómetros. Es casi imposible detectarlos porque se cavan desde el interior de las casas.

Los túneles se usan en menor medida para el tráfico de personas, especialmente activistas buscados por Israel. "En los 80, huían a Libia, pero hoy solo les da cobijo Sudán", confiesa. Aun así, esta frontera sigue abierta para casos excepcionales. Hace unos meses, sostiene, entró en Gaza el terrorista más buscado por Israel, Mohamed Deif, jefe del brazo armado de Hamás.