LONDRES. La psicosis de un atentado ha llevado al Gobierno de Tony Blair a aprobar la presencia de policías armados en los vuelos de las líneas aéreas británicas. Los agentes, vestidos de paisano, estarán entrenados para evitar los secuestros de aviones o la toma de rehenes. La decisión forma parte de las precauciones adoptadas tras el 11-S y no responde a ninguna amenaza concreta, según el Ejecutivo. Los británicos siguen el ejemplo de Israel y Australia. B. A.