¿Sobornó el Gobierno británico a los captores de Kenneth Bigley para facilitar su fuga? ¿Intervinieron los servicios secretos del MI6 en la fallida operación de rescate? En una información publicada ayer por The Sunday Times , un supuesto portavoz de los secuestradores, Abá Ahmad al Saudí, asegura que los servicios de inteligencia habían comprado con "una gran suma de dinero" a dos de los captores de Bigley a cambio de que le ayudaran a huir.

En la cuestionable versión de los hechos que da Al Saudí, Bigley, disfrazado con una túnica y un turbante al estilo árabe, fue introducido el miércoles en un coche para ser conducido a una zona bajo control de EEUU cerca de la ciudad de Latifiya. La fuga apenas duró cinco minutos, ya que el vehículo fue detenido en un control por simpatizantes del grupo Monoteísmo y Guerra Santa.

Contradicciones

Bigley fue reconocido y apresado junto a sus dos cómplices. Los tres fueron entregados y ejecutados poco después. El Gobierno británico declinó ayer hacer comentario alguno sobre las acusaciones, que no fueron refrendadas ni coinciden con lo difundido por otros medios de comunicación. Unos diarios y agencias de noticias, que citan fuentes iraquís, aseguran que la fuga de Bigley duró una media hora; otros, en cambio la prolongan durante una noche. Hay también confusión sobre cómo huyó y si iba armado.

Vídeo en internet

Ayer, como era de temer, comenzó a circular en internet el vídeo, mostrando el momento en que el ingeniero británico fue decapitado por sus captores. Rodeado por sus asesinos que van encapuchados, Bigley se dirige por última vez al primer ministro Tony Blair e implora por su vida. "Aquí estoy, señor Blair, necesito su ayuda más que nunca. Mi vida está muy, muy cerca del fin y usted no parece haber hecho nada por ayudarme". Uno de los secuestradores toma también la palabra para acusar al Gobierno británico de mentir y recuerda la exigencia de liberar a dos mujeres iraquís presas.

"Ya que Gran Bretaña no se ha tomado en serio la liberación de nuestras hermanas, no queda nada más que la espada para este malicioso británico". En ese momento, el secuestrador saca un cuchillo, mientras otros tres sujetan al cautivo. Una vez decapitado, el asesino muestra la cabeza.

En el primer sondeo publicado tras la muerte de Bigley, el 36% de los consultados consideran que el primer ministro debe dimitir por la guerra en Irak, pero el 65% no le culpa de la muerte del rehén.