Su regla principal es proteger al paciente. Pero, en Abú Graib, el personal médico militar de EEUU primó los objetivos y la disciplina del Ejército y violó normas éticas y legales ayudando a diseñar técnicas de interrogatorio, ocultando pruebas de abusos, falsificando certificados de muerte e incluso reanimando a prisioneros para que se les siguiera torturando. La acusación, la más seria hasta el momento contra el personal médico en la prisión de Bagdad, la ha hecho Steve Miles, estadounidense y doctor en bioética, en un informe publicado por la revista científica británica The Lancet .

Según Miles, que ha revisado informes del Gobierno, noticias y más de 700 páginas web, los médicos violaron la confidencialidad de su relación con los pacientes presos y usaron información para diseñar "métodos de interrogatorio física y psicológicamente coercitivos". En un caso, el personal médico presente en un interrogatorio reanimó a un detenido que se había quedado inconsciente tras ser golpeado para que la tortura continuara. El artículo está lleno de otros escalofriantes ejemplos. Un médico atribuyó a causas naturales la muerte de un prisionero que había sido asfixiado con una bolsa de plástico. El Pentágono sólo revisó el certificado y cambió la causa a "homicidio" después de que los medios estudiaran el caso.

Miles denuncia el caso de un doctor que permitió a los guardias dar puntos a un paciente y el de otro que insertó un catéter en un cadáver para que pareciera que había recibido tratamiento. "Algunas de las ofensas constituyen graves violaciones de las leyes estadounidenses e internacionales", ha dicho.

INVESTIGACION DEL PENTAGONO Miles denuncia que sólo a partir de enero del 2004, cuando las prácticas generalizadas de torturas en Irak eran vox populi , el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, accedió, en medio de una gran presión, a investigar los abusos a presos. Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional exigen más.

"Vamos a presionar para que haya una investigación completa y pública en la que se depuren todas las responsabilidades", declaró a este diario James Welsh, portavoz de la Red de Profesionales de Salud de la ONG. Welsh cree que las acusaciones son "suficientemente serias como para que preocupen al Gobierno" y asegura que Washington "ha aumentado los riesgos creando centros de detención como Guantánamo o los de Afganistán e Irak donde falta control y transparencia".

John Heffernan, portavoz de la ONG Médicos por los Derechos Humanos, comenta a este diario la necesidad de "una reforma en profundidad. Hay un problema de doble lealtad, a la ética médica y a la disciplina militar", explicó.