"Un puente no debería caerse". La frase la pronunció ayer la senadora demócrata por Minnesota Amy Klobuchar. Y sus palabras recogían el sentir general del país, que ayer seguía sin explicarse el brutal siniestro ocurrido el miércoles, cuando, en plena hora punta, un puente de la autopista interestatal I-35 que da entrada a la ciudad de Minneápolis se desplomó sobre las aguas del Misisipí, enviando a unos 50 coches hasta el fondo del río en un infernal descenso. Las autoridades confirmaron cuatro muertos y 79 heridos, pero ayer se imponía el pesimismo en la búsqueda de entre 20 y 30 desaparecidos.

El puente pasó una revisión en el 2005 cuyas conclusiones hablaban de una "estructura deficiente". Ni se cerró ni hubo mejoras. Al menos el 20% de los puentes interestatales de EEUU, alrededor de 12.000 con una media de 40 años de antiguedad, son considerados deficientes.